ralto

Las paredes eran oscuras, oscuras como la noche fría y desolada, a causa de un encapotado cielo que acabaría en tormenta, dejando las calles vacías y mojadas. Recuerdo que era viernes, y después deun duro día de estudio quise compartir dicha noche oscura y fría con Gala, la que en aquel entonces podía considerarse mi novia, viendo una película de las que te hacen llorar, llorar tanto como aguade lluvia que, sin alejarme en mis predicciones, había empezado a caer del cielo. Para muchos quizás este momento no sea más que una historia más de un loco que en algún tiempo de su vida estuvoperdidamente enamorado, pero para mí fue mucho más, quedándome su imagen en mis retinas y su recuerdo en mi memoria.
La película comenzó, mientras nosotros nos acomodábamos en el sofá, de manera quenuestros cuerpos quedaran encajados en aquel diminuto biplaza, cosa que, pese a su incomodidad, no nos importo a ninguno de los dos, ya que cuando nos veíamos nos encantaba apretarnos todo lo que podíamospara disfrutar más el uno del otro, como si el tiempo estuviese proporcionalmente relacionado con la distancia de nuestros cuerpos. Poco a poco la película avanzaba, pero nuestro interés por aquellapareja que no podía disfrutar de su amor menguaba por instantes. Habíamos quedado para ver una película, pero las ganas que teníamos de disfrutar el uno del otro no nos dejaban permanecer atentos a latrama. Cada vez la lluvia aumentaba, y nuestro deseo podría decirse que aumentaba en proporción a ella. Finalmente decidimos posponer la película para otro momento y la mejor idea que tuvimos fue lade trasladar nuestros apretados cuerpos a mi cama, con el ansia de tener un poco mas de libertad. Mis besos tocaban sus mejillas, y los suyos rodeaban mi cintura, produciéndome un terrible cosquilleo,al que podría decirse que, hasta cierto punto, acabe siendo adicto. Bajo las finas sabanas de mi cama el calor crecía, mientras las persianas del balcón zozobraban sin control por el aire, cual...