Ranciere. El espectador emancipado.
(…) ¿Qué es lo que permite considerar como inactivo al espectador sentado en su
asiento, si no es la radical oposición previamente aceptada entre lo activo y lo pasivo?
¿Por qué identificar mirada y pasividad, si no es por el presupuesto de que mirar quiere
decir complacerse en la imagen y en la apariencia, ignorando la verdad que está detrás
de la imagen y larealidad fuera del teatro? ¿Por qué asimilar escucha y pasividad, si no
es por el prejuicio de que la palabra es lo contrario de la acción?
Estas oposiciones –mirar/saber, apariencia/realidad, actividad/ pasividad– son todo
menos oposiciones lógicas entre términos bien definidos. Definen propiamente un
reparto de lo sensible, una distribución a priori de las posiciones y de las capacidades eincapacidades ligadas a dichas posiciones. Son alegorías encarnadas de la desigualdad.
Por eso puede cambiarse el valor de los términos, transformar el término «bueno» en
malo y viceversa, sin cambiar el funcionamiento de la oposición misma. Así, se
descalifica al espectador porque no hace nada, mientras que los actores en el escenario o
los trabajadores afuera ponen el cuerpo en acción. Pero laoposición entre ver y hacer se
invierte de inmediato cuando uno opone a la ceguera de los trabajadores manuales y de
los practicantes empíricos, sumergidos en lo inmediato y lo pedestre, la amplia
perspectiva de aquéllos que contemplan las ideas, prevén el futuro o adoptan una visión
global de nuestro mundo. Antaño se llamaba ciudadanos activos, capaces de elegir y de
ser elegidos, a lospropietarios que vivían de sus rentas, y ciudadanos pasivos, indignos
de tales funciones, a aquéllos que trabajaban para ganarse la vida. Los términos pueden
cambiar de sentido, las posiciones pueden intercambiarse, lo esencial es que permanece
la estructura que opone dos categorías: los que poseen una capacidad y los que no la
poseen.
La emancipación, por su parte, comienza cuando se cuestiona denuevo la oposición
entre mirar y actuar, cuando se comprende que las evidencias que estructuran de esa
manera las relaciones mismas del decir, el ver y el hacer pertenecen a la estructura de la
dominación y de la sujeción. Comienza cuando se comprende que mirar es también una
acción que confirma o que transforma esa distribución de las posiciones. El espectador
también actúa, como el alumno ocomo el docto. Observa, selecciona, compara,
interpreta.
Liga lo que ve con muchas otras cosas que ha visto en otros escenarios, en otros tipos de
lugares. Compone su propio poema con los elementos del poema que tiene delante.
Participa en la performance rehaciéndola a su manera, sustrayéndose por ejemplo a la
energía vital que ésa debería transmitir, para hacer de ella una pura imagen yasociar esa
pura imagen a una historia que ha leído o soñado, vivido o inventado. Así, son a la vez
espectadores distantes e intérpretes activos del espectáculo que se les propone.
Éste es un punto esencial: los espectadores ven, sienten y comprenden algo en la medida
en que componen su propio poema, tal y como lo hacen a su manera actores o
dramaturgos, directores de teatro, bailarines operformistas. Observemos tan sólo la
movilidad de la mirada y de las expresiones de los espectadores en un tradicional drama
religioso chiíta que conmemora la muerte de Hussein, captados por la cámara de Abbas
Kiarostami (Tazieh). El dramaturgo o el director de teatro querría que los espectadores
vieran esto y sintieran aquello, que comprendieran tal o cual cosa y que sacaran de ello
tal o cualconsecuencia. Es la lógica del pedagogo embrutecedor, la lógica de la
transmisión directa en lo idéntico: hay algo, un saber, una capacidad, una energía que
está de un lado –en un cuerpo o un espíritu– y que debe pasar al otro. Lo que el alumno
debe aprender y lo que el maestro le enseña. Lo que el espectador debe ver y lo que el
director de teatro le hace ver. Lo que debe sentir es la...
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