Rastro de sangre sobre la nieve

Nena Daconte se dio cuenta que el dedo donde traía su anillo de bodas aun le seguía sangrando al anochecer, el guardia examino los pasaportes con una linterna de carburos, esforzándose para que elfuerte viento de los pineros no lo derribara. Nena Daconte era casi como una niña, con ojos de pájaro feliz, y una piel de melaza, estaba arropada hasta el cuello con un abrigo de nucas de visón, queno podría comprarse ni con el sueldo de un año de todos los guardias juntos. Billy Sánchez de Ávila, su marido, un año menor que ella, manejaba el coche, llevaba una chaqueta de cuadros escoceses yuna gorra. Lo que en realidad revelaba la condición de ellos era su coche platinado, como ese coche no se había visto otro por esa frontera de pobres. Los asientos iban llenos de maletas y regalos.Cuando el guardia le entrego los papeles Billy Sánchez le pregunto sobre donde podía hallar una farmacia para hacerle una cura a su esposa, el guardia le grito que preguntaran en Indaya. Pero los guardiasde Hendaya estaban en la mesa jugando barajas mientras comían pan mojado en tazones de vino. Billy Sánchez hizo sonar varias veces la bocina pero ellos no entendieron que los llamaban, uno de ellosabrió el cristal y les grito con rabia:
- Merde! Allez- vous- en!
Entonces Nena Daconte salió del coche envuelta en el abrigo y le pregunto al guardia en un francés perfecto donde había unafarmacia, el guardia le contesto que no era asunto suyo, y cerró la ventanilla. Pero luego se fijo bien en la muchacha que se chupaba el dedo herido, debió confundirla porque al instante cambio de humor.Explico que la única ciudad cercana era Biarritz, pero que en medio del invierno y con esos vientos dudaba que hubiera farmacia abierta, que se dirigiera hasta Bayona, que quedaba más adelante.
¿Esalgo grave?- Pregunto el guardia
Nada-Sonrió Nena Daconte, mostrándole el dedo con su sortija de diamante y en la yema se veía la herida de la rosa- solo es un pinchazo
Antes de Bayona empezó a...