Raven
Raven
1
Dedicatoria
Para Kaki y Nati, porque somos bendecidas y afortunadas.
Para Dani, por ser tan entusiasta.
Para Sasha, por todos los sábados que no fui.
Para Sippli, por ser tan fancy.
Para Nany, por Venezuela.
Para Byron y Bernie, por el sur.
Y sobre todo y más importante, para Él, porque juan 3:16
2
Prólogo.
Alberta, Canadá. 1810
Un par de horas antes de la medianoche, Thomas Smith decidió que ya era tarde
para arrepentirse de sus acciones, y que si estaba dispuesto a hacerlo hace una
semana, debía seguir estando dispuesto cuando se reuniera con sus compañeros a la
hora de cerrar el trato. Después de todo, él fue quien lo sugirió en primer lugar, ¿no?
Aunque claro, una cosa era hablar y otra muy diferente era actuar. Y a decir verdad,
Thomas nunca se había considerado un hombre de acción.
No obstante, si era un hombre de palabra.
Suspirando, Thomas dejó a un lado la pluma y el papel en el que estaba
desarrollando su tesis (la cual no había avanzado nada debido a los constantes
debates morales dentro de su cabeza), y se levantó de aquella incómoda silla de
madera en la que había pasado horas sentado trabajando. No podía concentrarse si
seguía pensando en ese asunto, de hecho, pensaba que hasta que no hubiera lo
concluido no podría estar en paz y eso lo molestaba de gran manera. Irritado, apagó la
vela que alumbraba su oficina y salió de ella dando pasos cortos y rápidos, como
siempre.
Mecánicamente, sus piernas se dirigieron al baño que se encontraba bajando las
escaleras, donde un tazón con agua fría siempre lo esperaba. Al llegar, junto sus
manos y las hundió en el tazón, sosteniendo agua suficiente para mojar todo su rostro.
El frío hizo el efecto deseado al entrar en contacto con su piel, y en menos de un
segundo, ya no sentía la misma ensoñación que cuando estaba trabajando. Aunque
sabía que no duraría mucho.
Secó su rostro con un paño, salió del baño y se dirigió hacia a la puerta de su casa
que daba con el mundo exterior. Junto a ella, un perchero sostenía saco negro y un
sombrero de copa del mismo color. No tardó mucho en colocarse ambas prendas, y
mientras lo hacía, no pudo evitar pensar en quien se las había regalado. Suspiro, y con
la cabeza en alto, se marchó directo al bosque.
Este siempre se había localizado a media milla de distancia de su hogar, y a Thomas
siempre le había gustado la vista que apreciaba de este desde su ventana y varias
veces se había convertido en el lugar de muchos de sus descubrimientos científicos;
pero entre más se agrandaban los árboles a sus ojos y más escuchaba claramente los
sonidos de los animales, más deseaba dar la vuelta y no volver a pisar ese suelo nunca
más.
Antes de entrar verdaderamente en el frondoso bosque, paró en seco. El cielo se
veía como un oscuro vestido con las estrellas decorándolo como diamantes, a los lejos
se escuchaban los pasos de los pequeños animales a punto de convertirse en presas.
¿Realmente iba a hacer esto?, ¿realmente quería hacer esto? Sabía cuál era la
respuesta, y le avergonzaba de gran manera.
3
Dio un paso, y luego otro, y luego otro, y cuando se dio cuenta, estaba en el corazón
del bosque rodeado de árboles y sonidos extraños, donde nadie podría escucharlo a él,
o a cualquiera de sus compañeros, los cuales seguramente ya estaban en camino.
Se sentó en una roca y se quitó su sombrero de copa mientras dirigía la mirada hacia
el cielo. Las ramas de los árboles tapaban un poco el manto negruzco que era el cielo,
pero aun así Thomas podía ver perfectamente a la luna, la cual resaltaba en aquel cielo
lleno de estrellas.
Hace unas ...
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