Raymond carver

Páginas: 58 (14318 palabras) Publicado: 18 de noviembre de 2011
Cuentos de Raymond Carver: El Elefante

"Intimacy" carver
Tengo unas gestiones que hacer al oeste del estado, así que aprovecho para pararme en la pequeña población donde vive mi ex mujer. No nos hemos visto en cuatro años. Pero de cuando en cuando, siempre que se publica algo mío o escriben sobre mí en revistas y periódicos —una semblanza, una entrevista—, le envío los recortes. No sé por quélo hago; tal vez porque pienso que puede interesarle. Pero ella nunca me contesta.
Son las nueve de la mañana. No la he llamado por teléfono, y la verdad es que no sé cómo va a recibirme.
Pero me deja pasar. No parece sorprendida. No nos damos la mano. Ni que decir tiene que no nos besamos. Me hace pasar a la sala. Llevo apenas unos segundos sentado cuando me trae café. Luego empieza a decirmelo que piensa. Dice que soy el culpable de su angustia, que he hecho que se sienta desnuda y humillada.
Que quede claro: me suena tan familiar que no me siento en absoluto incómodo.
Dice: Y entonces te metiste de lleno en el engaño. Tan pronto. Siempre te has sentido bien en el engaño. No, no es cierto. Al principio al menos no era así. Entonces eras diferente. Pero también yo era distinta,imagino. Todo era distinto entonces. No, fue después de que cumplieras los treinta y cinco, o treinta y seis, por esa época, no sé cuándo exactamente, mediada la treintena. Entonces empezaste. Vaya si empezaste. Te volviste contra mí. Te despachaste a gusto. Debes de sentirte muy orgulloso de ti mismo.
Dice: A veces tengo ganas de gritar.
Deberías olvidar los días duros, los malos tiempos al hablarde aquella época, me dice. Párate a pensar también en los buenos, me dice. ¿O es que no los hubo? Le gustaría que dejase a un lado los otros, los malos. Está harta del dichoso tema. Hastiada de oír hablar de ello. Tu cantinela preferida, dice. Lo hecho, hecho está, y el pasado nadie puede cambiarlo. Una tragedia, sí. Bien sabe Dios que fue una tragedia, más que una tragedia. Pero ¿a qué vienevolver sobre ello? ¿Es que no te cansas nunca de desenterrar la vieja historia?
Dice: Deja a un lado el pasado, por el amor de Dios. Todas esas viejas heridas. Seguro que en tu carcaj han de quedarte otras flechas.
Dice: ¿Sabes una cosa? Creo que estás enfermo. Creo que estás como una cabra. Oye, ¿no te creerás todas esas cosas que dicen de ti? No te las creas ni en broma. Mira, yo podría contarlesun par de cosas. Déjame hablar con ellos; yo sí que podría contarles algo bueno.
Dice: ¿Me estás escuchando?
Te estoy escuchando, digo. Soy todo oídos, digo.
Dice: ¡Lo que he tenido que aguantar, señor mío! Y además, ¿quién te ha pedido que vengas a verme? Yo no, desde luego. Apareces y entras. ¿Qué diablos quieres de mí? ¿Sangre? ¿Más sangre? Pensaba que tenías ya la panza llena.
Dice: Piensaque estoy muerta. Quiero que me dejes en paz. Lo que quiero es que me dejes en paz, que me olvides. Mira, tengo cuarenta y cinco años. Cuarenta y cinco, y tengo la impresión de tener cincuenta y cinco, o sesenta y cinco. Así que déjame en paz, ¿quieres?
Dice: ¿Por qué no borras toda la pizarra y miras luego lo que queda? ¿Por qué no empiezas de nuevo otra pizarra? Hazlo, a lo mejor llegas lejos.Esto último le hace reír. Yo río también, pero en mi caso son los nervios.
Dice: ¿Sabes una cosa? También yo tuve mi oportunidad, pero la dejé pasar. Sí, la dejé pasar. No creo habértelo contado nunca. Pero ahora mírame. ¡Mírame! Echame un buen vistazo, ahora que puedes. Me dejaste tirada como un trapo, grandísimo hijo de perra.
Dice: En aquel tiempo yo era más joven, y mejor persona. Quizá tútambién lo eras. Mejor persona, me refiero. Lo eras, sin duda. Tenías que ser mejor persona, porque si no nunca habría tenido nada que ver contigo.
Dice: Te quise tanto. Te quise con locura. Sí, así te quise. Más que a nada en el mundo. ¿Te das cuenta? Es para morirse de risa. ¿Te imaginas? Estábamos tan íntimamente unidos en aquella época que apenas puedo creerlo. Creo que eso es precisamente...
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