Realidad educativa de honduras
Me parece indudable que el problema de la definición de lo intercultural o de la interculturalidad es un problema que nos pone ante una cuestión realmente problemática porque, bien mirado, se nos presenta como un verdadero dilema. Son varias las razones que evidencian la grave dificultad con que tropezamos cuando abordamos este problema dela definición de lo intercultural. Voy a enumerar las que me lucen más fundamentales. En primer lugar creo que hay que hacerse cargo, al menos como posibilidad, de que la pregunta por la definición de lo intercultural puede significar una pregunta cuya universalidad no deba darse por supuesto sin más, ya que es una pregunta muy ”occidental”, es decir, una pregunta que se inscribe en la lógica de lacultura científica de Occidente en tanto que cultura basada en gran parte en el ”arte” del saber definir y clasificar. En este sentido, pues, la pregunta por la definición de lo intercultural podría conllevar una cierta violencia para otras culturas que no le dan al momento de la definición conceptual la centralidad que le otorga la cultura científica que ha configurado el mundo occidental. Pero,además de esta sospecha de posible eurocentrismo en la pregunta por la definición, hay, en segundo lugar, otra razón que nos evidencia lo problemático que es buscar una definición de lo intercultural. Y es que definir implica delimitación, fragmentación y parcelación. Para definir hay que determinar y fijar. Lo cual supone a su vez un marco de referencias teóricas que normalmente lo tomamos delas disciplinas científicas en las que nos hemos formado o que profesamos como ”profesionales” de tal o cual rama del saber.
Esto quiere decir que la pregunta por la definición de lo intercultural presenta también la dificultad de que es una pregunta que puede promover la fragmentación disciplinar del campo intercultural, precisamente porque alienta la visualización y percepción de lointercultural desde el horizonte de una práctica del saber habituada a ejercerse como observancia estricta de la división del saber que reflejan justo las fronteras entre las disciplinas. De suerte que definir lo intercultural desde el marco conceptual específico de disciplinas como, por ejemplo, la pedagogía, la literatura, la lingüística, la política, la sociología, el derecho, la ciencia del trabajosocial, la filosofía o la teología nos plantaría no solamente la cuestión de cómo y desde dónde lograr la recomposición de lo intercultural en la unidad e integralidad de sus dimensiones – pues no es nada evidente que el recurso a la cooperación interdisciplinar sea suficiente para subsanar los efectos negativos de la parcelación monodisciplinar de lo intercultural –, sino también la cuestión por el”costo intercultural” o, si se prefiere, por la pérdida en sustancia e historia intercultural que puede significar la percepción de lo intercultural desde el prisma de disciplinas que lo reducen a un ”objeto” de estudio. Vinculada con lo anterior está la tercera razón que quiero mencionar aquí y que se refiere al hecho de que las definiciones suelen tender a objetivizar lo definido. Sobre todo cuandolas definiciones, como acostumbran a hacerlo por lo general, operan con el viejo dualismo (occidental) que distingue con rigor entre el sujeto que conoce (y define) y el objeto a conocer, éstas reflejan un proceso cognoscitivo objetivante que emplaza y coloca a lo que va a definir como algo que está fuera, al ”otro lado”, frente a nosotros, esto es, a los sujetos definientes. Siguiendo la lógicade esta tendencia una definición de lo intercultural correría el peligro de concebir el campo de la interculturalidad como un mundo objetivo que se examina a distancia y en el que incluso los sujetos, sin cuyas prácticas y relaciones no
se tejería dicho espacio intercultural, aparecen más como un ”objetivo” de estudio que como gestores y autores de los procesos en cuestión. Suponiendo que...
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