realismo magico
riste y silencioso después que desapareciste en la bajada, que tuve más miedo que nunca a ese día que se acerca, que llega sin que sea posible evitarlo ya… ¿Qué haré? Dime, dime qué debo hacerpara que estos años pasen. Tú durante ellos no vas a estar viendo todo esto. Dedicado al estudio, viendo países nuevos, olvidarás muchas cosas horas enteras; y yo nada podré olvidar… me dejas aquí, yrecordando y esperando voy a morirme.
Poniendo la mano izquierda sobre mi hombro, dejó descansar por un instante la cabeza sobre ella.
-No hables así, María -le dije con voz ahogada y acariciandocon mi mano temblorosa su frente pálida-; no hables así; vas a destruir el último resto de mi valor.
-¡Ah! tú tienes valor aún, y yo hace días que lo perdí todo. He podido conformarme -agregóocultando el rostro con el pañuelo-, he debido prestarme a llevar en mí este afán y angustia que me atormentan, porque a tu lado se convertía eso en algo que debe ser la felicidad… Pero te vas con ella, yme quedo sola… y no volveré a ser ya como antes era… ¡Ay! ¿para qué viniste?
Sus últimas palabras me hicieron estremecer, y apoyando la frente sobre las palmas de las manos, respeté su silencio,abrumado por su dolor.
-Efraín -dijo con su voz más tierna después de unos momentos-, mira; ya no lloro.
-María -le respondí levantando el rostro, en el cual debió ella de ver algo extraño ysolemne, pues me miró inmóvil y fijamente-: no te quejes a mí de mi regreso; quéjate al que te hizo compañera de mi niñez; a quien quiso que te amara como te amo; cúlpate entonces de ser como eres… quéjatea Dios. ¿Qué te he exigido, qué me has dado que no pudiera darse y exigirse delante de él?
-¡Nada! ¡ay, nada! ¿Por qué me lo preguntas así?… Yo no te culpo; pero ¿culparte de qué?… Ya no me quejo…-¿No lo acabas de hacer de una vez por todas?
-No, no… ¿Qué te dije, qué? Yo soy una muchacha ignorante que no sabe lo que dice. Mírame -continuó tomando una de mis manos-: no seas rencoroso...
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