Rebelarse, vende

Rebelarse vende (El negocio de la contracultura)

Joseph Heath & Andrew Potter

Ed. Taurus, 2005

Durante los últimos cuarenta años, la rebeldía, y no el conformismo, se ha instalado en la cima del "mercado de las ideas", al tiempo que se convertía en uno de los nuevos pilares del consumismo. De ahí que asociar conformismo y consumismo, tal como continúa haciendo la izquierdacontracultural siguiendo a algunos filósofos neomarxistas (desde Ewen a Baudrillard), contrasta con la realidad tozuda de los hechos: el consumismo competitivo tiene su base principal en un afán de distinguirse (y de ser superior, claro) de los demás, afán que por otro lado siempre ha caracterizado a los movimientos contraculturales.  A partir de esta idea, los autores Heath y Potter van demoliendo uno auno la gran mayoría de los tópicos de la contracultura, este movimiento que se ha convertido en el esqueleto de la izquierda desde que el Muro de Berlín enterró las últimas esperanzas del socialismo como ideología realizable.  Muy de vez en cuando aparecen libros que terminan convirtiéndose en fundamentales para entender una época. Rebelarse vende es uno de ellos.  A día de hoy la contraculturaforma parte de nuestro mundo e influye poderosamente en nuestra vida social y política, al haber "sustituido casi por completo al socialismo como base del pensamiento político progresista" (p.26).  De ahí la rabiosa oportunidad de este ensayo.

La contracultura, un bien de consumo más

Sin embargo, la contracultura no supone ninguna amenaza para el capitalismo.  Nunca lo ha sido.  "Si elconsumidor está dispuesto a comprar más caros unos zapatos fabricados por trabajadores felices —o unos huevos puestos por gallinas felices—, entonces comercializar ese tipo de productos puede ser rentable" (p.12), señalan los dos autores canadienses refiriéndose al comercio justo y al marketing ético que preconizan los herederos de la teoría contracultural de los 70.  Es más, el sistema-mercado asimila lasmodas antisistema  apropiándose de sus símbolos, eliminando su contenido "revolucionario" para terminar vendiendo el producto resultante con la etiqueta de "contracultural" o de "antisistema".  De hecho, incluso en los 60, nunca se produjo una confrontación real entre la contracultura y el sistema capitalista, aunque la propaganda antisistema así lo dejara entrever.  En realidad, lo que se estabalibrando era un conflicto cultural, un conflicto de valores entre la tradición protestante (asociada a la denostada sociedad de masas) y la nueva izquierda cultural (asociada a los movimientos contraculturales). En seguida el mercado se adaptó y metabolizó las necesidades contraculturales que demandaban los tiempos, las transformó en productos consumibles y las revendió a través de la publicidady los medios de comunicación.  Vaciada la contracultura del contenido transgresor que se supone que tenía, se quedó en aquel "sistema de símbolos de representaciones gobernado por su propia lógica interna" (p.16), como definió Guy Debord en su día a la sociedad del espectáculo.

Lo natural y lo auténtico

Jean-Jacques Rousseau es el precursor de la idea de contracultura.  El ginebrino llegó ala conclusión de que la sociedad oprimía al individuo "natural" y "auténtico" que quería vivir su vida conforme a las reglas de "la naturaleza".  Los mitos del buen salvaje y de la autenticidad, sin embargo, quedaron al principio en un segundo plano ante el crecimiento de los movimientos radicales de izquierda, el socialismo y el comunismo.  En efecto, aunque un modo alternativo de vivir distintoal de la sociedad convencional siempre estuvo latente en los movimientos de liberación social que alcanzaron su cenit a finales del XIX y hasta los sesenta del XX, estos movimientos tenían puestas todas sus esperanzas en el pueblo y si bien el socialismo era inconformista social y políticamente, no lo era con las costumbres y las convenciones de la sociedad, como pudiera ser la bohemia o los...