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JOSÉ IGNACIO WERT

ELECCIONES DEL 9-M:
ENTRE EL CENTRO Y LOS EXTREMOS

INTRODUCCIÓN
as elecciones del 9 de marzo de 2008, las décimas desde que se restablece la democracia en España en 1977, se han saldado con un resultado que –desde el punto de vista de las consecuencias políticas
manifiestas del mismo– presenta máscontinuidad que cambio, toda vez que
el PSOE ha revalidado la victoria que consiguiera en 2004, aunque con un
margen algo inferior al que obtuviera entonces, y el PP vuelve a quedar
fuera del Gobierno pese a acortar la diferencia que le separa –sobre todo en
votos– del ganador1.

L

Bajo estos ingredientes de continuidad anidan sin embargo líneas de
cambio interesantes en sí mismas y,sobre todo, portadoras o indiciarias
de algunas transformaciones del comportamiento electoral en curso.
José Ignacio Wert es sociólogo. Ha sido Director Técnico del Centro de Investigaciones Sociológicas y Presidente de Demoscopia. Actualmente preside Inspire Consultores.
1
Julián Santamaría y Henar Criado (“9-M: elecciones de ratificación”, Claves, nº 138, Junio 2008,
págs 42-51) suscriben estacaracterización básica del resultado, si bien reconocen también la entidad de los cambios subyacentes en el mismo. En parecido sentido, Francisco Llera, “9-M, elecciones de continuidad”, i&m Investigación y Marketing, nº 99, junio 2008, págs. 20-23. Una
interpretación alternativa, más atenta a los factores de cambio subyacentes en el resultado electoral, es la que ofrece Pilar del Castillo,“Décimas Elecciones Generales en treinta años de democracia”, en Cuadernos de Pensamiento Político, FAES, nº 18, abril-junio de 2008, págs. 13-24.

OCTUBRE / DICIEMBRE 2008

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ELECCIONES DEL 9-M: ENTRE EL CENTRO Y LOS EXTREMOS / JOSÉ IGNACIO WERT

Las líneas de fuerza de esos cambios y las explicaciones que, en miopinión, están detrás de las mismas son el objeto del presente análisis.

1. LA SITUACIÓN PRE-ELECTORAL: SIN PARAGUAS BAJO LA TORMENTA
Si hemos de prestar crédito a los defensores extremos de la teoría de la crispación 2 podríamos decir que la situación pre-electoral de 2008 comienza a
configurarse a partir del propio 14 de marzo de 2004, cuando el PP, según esta
interpretación, rechaza reconocer losresultados electorales y emprende una
estrategia de deslegitimación del Gobierno que se centra en tres temas (sucesivos aunque solapados): la autoría de los atentados del 11-M, la cuestión
territorial y la estrategia de negociación con ETA. Si, por el contrario, damos
crédito a la interpretación simétricamente inversa, nos encontraríamos con
una conclusión similar en cuanto a la fecha dearranque del cuadro electoral,
pero, en este caso, como consecuencia del diseño del PSOE orientado a excluir al PP de la centralidad política, a través de una política de corte radical
y excluyente apoyada en los partidos nacionalistas (incluidos los de identidad
soberanista e independentista) y en la extrema izquierda.
Si prescindimos de ambas muletas interpretativas y nos centramos en unanálisis de la realidad de pretensiones más sobrias, lo que nos encontramos
cuadra mal con ambas interpretaciones. Es cierto que la situación pre-electoral contiene, en grados diversos, los ingredientes que habían mantenido alta
la tensión política a lo largo de la mayor parte de la legislatura, pero no es menos cierto que su presencia pasa a un segundo plano, y que ambos competidores principales seven compelidos a articular más o menos improvisadamente un relato electoral que tiene relativamente poco que ver con el discurso
que había prevalecido en una y otra orilla en los años precedentes.
2

La elaboración teórica más completa acerca de la “estrategia de la crispación” está contenida en
el Informe sobre la democracia en España/2007, Fundación Alternativas, Madrid, 2007, págs....