recetario
La Navidad ya está pidiendo paso, como cada año. Otro año más en el que tenemos la ocasión de compartir alegría y regalos con los amigos y con la familia, dinámica habitual en estasfechas: dar y recibir. Son una buena excusa para reunirnos con amigos que hace tiempo que no vemos, con los que vemos pero no podemos dedicarle el tiempo que nos gustaría, y para juntar a "toda lafamilia", o intentarlo, cosa harta difícil hasta en estas fiestas.
Enviamos y recibimos mensajes que expresan deseos de salud, felicidad, prosperidad, esperanza... para el año que está por llegary nos esforzamos por estar alegres. Aunque pensemos en el fondo que todo es un rollo, un gasto, da igual, todos los años repetimos las mismas cosas, todos los años celebramos lo mismo, y todo serepite, así que no merece la pena ponernos negativos.
Todo lo que nos rodea nos invita a la celebración: los centros comerciales, las luces de la ciudad, los belenes, los árboles adornados, la música,y sobre todo los olores y los sabores de los platos especiales que solemos disfrutar. Aunque también está la tristeza de las ausencias, ya sean por la pérdida de un familiar cercano o por alguien quenos gustaría tener al lado y por circunstancias no puede ser. La actitud ante ésto es difícil, pero hay que convertirla en positiva, recordar las anécdotas agradables que se compartieron con lapersona ausente, brindar por ellos, desearles paz y pensar que lo que ellos desearían es que seamos felices.
Unido a las fiestas, están los regalos. El acordarme de mi infancia me produce una granalegría, cualquier juguete era bienvenido y agradecido. Ahora nuestros hijos nos piden un MP4, una PSP3, un iPhone, y muchas más cosas que ni siquiera sabemos lo que son y que nos hacen volvernos locospreguntando en las tiendas que los venden; son carísimos, pero nos obligan a adaptarnos a los nuevos tiempos. ¡Qué remedio! A mí me encanta hacer regalos, y prefiero regalos sorpresas, porque me...
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