Reconocer la muerte para apreciar la vida







RECONOCER LA MUERTE




PARA APRECIAR LA VIDA
































-¿Me puede decir la hora?- preguntó la Muerte-

-¡Qué más le da! ¡Cuando usted quiera el tiempo se parará!- contestó Destino-

-Solo si yo no lo reanudo- replicó Vida-




IntroducciónPensar en la muerte nos remite siempre a la vida. No hay nada muerto que no haya vivido antes. De tal modo que nada vivo tiene como futuro objetivo la prolongación de la vida. Resulta muy importante este punto de partida para negar la idea de la vida y la muerte como dos realidades antagónicas. Son dos etapas dentro de la existencia. Pretender subordinar o resaltar una de ellas es como quererdestacar más a una pata de la mesa que a otra. Al fin y al cabo todas son determinantes en la configuración de lo que entendemos por mesa.

El presente trabajo es consciente del abismo que se abre cuando uno pretende acercarse al concepto de la muerte y cómo afecta a nuestras vidas. Sin ir más lejos, la ciencia no termina de dar respuesta a muchos de los interrogantes que plantea este fenómeno.Mi intención es hacer entender que la inclusión de la muerte en la asunción de la vida trae consigo mayores beneficios que el esfuerzo que supone. A saber: la satisfacción con uno mismo y con los demás a través de la valoración de los pequeños detalles de la vida.




Vivos hasta morir: las unidades de cuidados paliativos


Hasta hace no mucho tiempo los hospitales eran concebidosen el imaginario colectivo como “morideros” donde uno va a pasar sus últimos días. La creación de unidades de cuidados paliativos ha mejorado la imagen pública de los centros de salud y ha supuesto un salto cualitativo en el tratamiento de los pacientes.

La filosofía de este reciente perfil laboral es proporcionar la mayor calidad de vida posible al paciente hasta el momento de su muerte. Porcalidad de vida no entendemos aquí instar a los mejores tratamientos y técnicas especializadas para ralentizar el avance de la enfermedad. Supone, por el contrario, aceptar la naturaleza de la enfermedad, lo que no significa claudicar ante ella o darse por vencido. La calidad y calor humano a los pacientes no admite grados: tanto el que acude por una herida leve como el que asiste por unaquimioterapia merecen la misma dosis de afecto y respeto. En este sentido, los profesionales de estas unidades (sobre todo psicólogos y trabajadores sociales) velan, entre otros aspectos, por resolver los asuntos no resueltos de sus pacientes. Estas tareas inconclusas pueden ir desde un alejamiento con algún familiar por motivo de una disputa hasta querer disfrutar de alguna actividad antes de lamuerte. No obstante, el abordaje de todos estos aspectos, independientemente de su naturaleza, proporcionan una sensación de alivio y sosiego tanto en la persona que lo afronta, como en sus allegados, que perciben a su ser querido más relajado y feliz. De esta manera encaran la muerte con una sensación de libertad y plenitud que no sentían con anterioridad.








La filosofía quesustenta este cambio ha demostrado que además de ser genuina es efectiva. Permitir la opción de morir en casa a las personas que así lo deseen ha supuesto no solo la primacía de la voluntad del paciente, con lo que ello supone para la su autoestima y autonomía, sino también el descubrimiento de capacidades insospechadas, pero latentes en estas personas. Así pues, no es anecdótico que a través de laescritura, la pintura o las manualidades expresen simbólicamente todo el mundo de emociones que experimentan en esta fase tan especial de sus vidas. Un poderoso y emotivo ejemplo lo representa el trabajo realizado por la doctora Elisabeth Kübler Ross durante toda su vida, muy especialmente en su libro Vivir hasta despedirnos, donde muestra las ganas de vivir de personas que en teoría poco...