Recuerdo

Citlali Gòmez Manjarrez

MANUSCRITO DE ALGÙN RECUERDO

Aquí han ocurrido muchos cambios, al parecer el invierno se ha adelantado, todo me parece impávido. Decidí salir a hacer un par de diligencias por algunos lugares próximos al pueblo, el clima no era el más favorable para salir a caminar, la lluvia era muy intensa, había demasiado viento y el cielo fusco, recóndito, aun así la calma yla tranquilidad invadía mi cuerpo.

Llegué a casa de Doña Berna, ella vive en una comunidad vecina llamada Coajomulco, este lugar es agradable, la gente de aquí tiene unas fisonomías perfectas, su semblante es sincero, y su piel es cobriza. Iba en compañía de mi padre, él siempre ha tenido buena relación con las personas de aquí, así que al llegar a su casa estuvimos buscándola, parecíavacío su hogar no recibíamos respuesta, al fondo había una casita de madera oculta por algunos árboles frutales, en cuanto entramos al vernos llegar Doña Berna salió con una gran sonrisa inmediata, enseguida nos invito a pasar, mientras ella contaba algunos temas relevantes del pueblo con mi padre, yo delineaba con la mirada cada parte de su casa fantástica, a pesar de estar casi vacía había cosasno tan comunes a los demás hogares. Su casa tan solo poseía una banquita que se acomodaba a la mesa donde parecía que comía toda la familia, un sillón pequeño, las paredes de su casa estaban vacías, solo relucía un cuadro que desde lejos no podía distinguir muy bien, de pronto mi mirada se dispuso a llegar mas lejos para poder examinar las imágenes de aquella fotografía, me di cuenta que laescena de aquel cuadro era de una persona que montaba un gran toro, se veía que alrededor había mucha gente divirtiéndose con estos actos tan cotidianos por estos lugares.
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Note que Doña Bernarda quizá esta demasiado tiempo sola, que hay veces que necesita contar todo lo que ella sabe, una de las necesidades de todos los seres humanos de convivencia. Poco después nos llevo a su jardín,estaba lleno de plantas hermosas, la mayoría medicinales, árboles frutales, fríjol, maíz, cactus, amapola, crisantemos, agapandos, orquídeas, nopales y hasta magueyes, y uno que otro sembradío de toloache que vi., el clima había cambiado, había un sol intenso, quizá algo hizo que yo viera las cosas de otra forma. Mi padre permaneció aun más tiempo con Doña Berna.
Comencé a caminar, estabaagotada hasta no poder mas, comenzaba a escuchar sonidos de las avecillas del atardecer, los cantos chillantes de grillos y cigarras, de pronto sentí que todo esto se apagaba en un indefinido susurro de un sueño, comencé a caminar por las calles de aquel lugar, estaba totalmente sobrecargado de hermosura totalmente maquillado de metáforas, quizá ese sueño fue causa de una extraña asociación a mispensamientos con la tranquilidad de un lugar sin preocupaciones, parecía entonces como si existieran caminos que no existen y volvía a pasar una y otra vez, de pronto no escuche nada mas, no obstante, durante algún rato pude observar, pero ¡Con què terrible exageración! Miraba los gestos de los habitantes de este lugar, vestidos de colores llamativos, sus rostros eran pálidos, sus mejillassonrojadas maltratadas por el clima de estos tiempos. Todos parecían tener una dura expresión del riguroso trabajo humano con el campo. Seguí mi camino escuchando el sonido del aire que me recordaba el mismo sonido del mar. Respire con mayor libertad, mientras precavidamente continuaba avanzando, se confundían en mi cabeza tantos gritos y música de instrumentos de viento, comencé a apresurar midestino, mis extendidos pies me llevaron a encontrarme con unas gradas llenas de multitud y repentinamente una desconocida idea acelero mis latidos, caminando con precavida desconfianza mirando la punta de mis botas, una tras otra, levante el rostro hacia unas escaleras inmensas, que no dude ni en un instante en seguirlas con objeto de comprobar mis
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presagios sobre este extraño y hermoso lugar....