Recuerdo
Recuerdo con nostalgia cuando aprendí a leer por que en ese momento comencé a soñar, es curioso que aun recuerde el aroma de aquella isla que visite por primera vez con talsolo 6 años de edad, si es verdad con apenas esos números comencé a ser todo un aventurero.
Aquella isla deshabitada ubicada en las costas de América cerca de la desembocadura del gran rio Orinoco enla cual sobreviví por 28 años junto a Robinson Crusoe y su fiel sirviente Viernes. Cada día buscaba aquel pasaje de cubierta verde que me transportaba a ese lugar rodeado por mar y acechado porcriaturas salvajes y otros peligros que hasta al mas valiente de todos los marineros pone a temblar. Me impuse leerlo todas las mañanas y noches, sin obligarme a cubrir un número de capítulos especificosino obedeciendo al interés que despertaba la lectura. Esa practica tan simple en los días de mi niñez cambio mi forma de interpretar las experiencias y acontecimientos de mi vida buscando siempre loextraordinario y mágico para no caer en la rutina.
Como agradezco a mi madre por haber incentivado en mi el espíritu aventurero que ha transformado mi vida por completo y ha formado hoy el hombre quesoy. La gente debería aprender que lo mas importante es como se cuenta la historia y no tanto lo que se cuenta, eso lo aprendí de las historias de las cuales forme parte activa y sí puedo afirmar quehe conocido el infierno junto a Virgilio y Dante o que sentí la agonía de la muerte cuando por las calles deterioradas de la ciudad acompañe al Moro totalmente tuerto con los ojos soñolientos y pieltan blanca como la del armiño tirando de uno de esos carros del El Progreso mientras recibía azotes, palos y punzadas del conductor que blasfemaba de aquel potrico que nació en una noche todaestrellada a las orillas del río Funza, en la hacienda Ultramar. Todo eso se lo debo a ese ejercicio de traducir esas palabras en imágenes que enriquecieron mi alma por completo y que me permitieron viajar...
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