RECUERDOS DE LA NANA CHOLE



“Recuerdos de La Nana Chole”

La conocían como La Hacienda Magdalena. Era realmente una finca en la que recorriendo sus caminos podíamos admirar en todo su esplendor grandes manifestacionesde la naturaleza, como podría ser el río que la cruzaba y en el que solíamos pescar lisas, que la entrañable Nana Chole nos asaba en aquél brasero antiguo heredado por los ancestros y en dondeseguramente miles de veces se habían abrasado con brasas de ocote o carbón, alguna que otra liebre, venado o cordero.
De igual manera, al recordar el aroma que emanaba del aquél cazo de cobre, cuando lasbolitas de masa las freía en manteca de cerdo y las servía en esa loza antigua bañadas con una deliciosa salsa, no encuentro las palabras para expresar mi gratitud a La Chole inolvidable, siempre tangenerosa, limpia y pulcramente peinada, con su trenza entretejida con esos lazos multicolores, no me queda nada más que abrazar su recuerdo y guardarlo en mi memoria.
Ahora, consciente que ya no está yque ya no me consiente con sus delicias culinarias, me conformo con recostarme en mi losa preferida para acechar las fases de la luna y con su luminosidad proyectada en la cima de las montañas, buscosu figura regordeta y la imagino entre los enseres de la cocina, haciendo alguno de mis postres favoritos y también la veo asiendo aquella gran cazuela de barro en donde preparaba SU mole con lareceta –según decía- la habían trasmitido de generación en generación y de la cual, ella era la custodia.
Cómo olvidar cuando de pequeño, corriendo por la liza, me perseguía y amenazaba con una granmaza, para que me lavara cara y manos y finalmente, ya absolutamente laso, me daba el buen consejo: “antes de cada alimento has de asearte” para no parecer un bracero sucio.
Siento tanta alegríasolamente al recordarla, que no ceso de pensar en ella porque sé que no fue un azar el que viviera con nosotros, sino una bendición su presencia.
Ahora recuerdo aquella anécdota, que jugando con una hoz...