RECUERDOS
Pero también trataba a sus amigos de la siguiente manera: en los asuntos inevitables, aconsejaba actuar como creía que tendría mejor resultado, y en cuanto a los de resultado incierto, les enviaba a consultar al oráculo para saber lo que debían hacer.Decía que quienes se disponen a gobernar correctamente casas y ciudades necesitaban la adivinación, pues creía que llegar a ser carpintero, herrero, labrador, gobernante de hombres, experto en tales actividades, contable, administrador o comandante militar, todas son enseñanzas asequibles a la inteligencia humana. Pero lo más importante de estas actividades, decía, se lo 8 han reservado losdioses para ellos y no dejan ver nada a los hombres. Porque ni el que hace una buena siembra sabe quién recogerá la cosecha, ni el que construye bien llena casa sabe quién la habitará, ni para el general está claro si su mando es útil, ni sabe el político si conviene que esté al frente del Estado, ni el que se casa con una bella mujer para disfrutar de ella sabe si por su culpa se sentirá desgraciado,ni quien ha conseguido parientes influyentes en la ciudad sabe si por culpa de ellos no se verá privado de la ciudadanía. Pero quienes creían que ninguna 9 de estas cuestiones compete a la divinidad, sino que son propias de la razón humana, decía que estaban locos, como por locos tenía también a quienes consultaban el oráculo sobre materias que los dioses concedieron a los hombres para queaprendieran a decidir (como, por ejemplo, si alguien preguntara si es mejor contratar como cochero a uno que sepa conducir o a uno que no sepa 5, o si es preferible contratar como piloto de una nave a un experto o a uno que no lo sea) o lo que se puede saber con la ayuda del cálculo, de la medida o del peso: consideraban como una impiedad consultar tales cosas a los dioses. Decía que se debe aprender loque los dioses concedieron aprender a hacer, pero lo que está oculto a los mortales debemos intentar averiguarlo por medio de los dioses, pues los dioses dan señales a quienes les resultan propicios.
Por lo demás, Sócrates siempre estaba en público. Muy de mañana iba a los paseos y gimnasios, y cuando la plaza estaba llena , allí se le veía, y el resto del día siempre estaba donde pudieraencontrarse con más gente. Por lo general, hablaba, y los que querían podían escucharle. Nadie vio nunca ni oyó a Sócrates hacer o decir nada impío o ilícito. Tampoco hablaba, como la mayoría de los demás oradores, sobre la naturaleza del universo , examinando en qué consiste lo que los sofistas llaman kósmos y por qué leyes necesarias se rige cada uno de los fenómenos celestes, sino que presentaba comonecios a quienes se preocupan de tales cuestiones. En primer lugar investigaba si tales individuos, por creer saber suficientemente las cosas humanas, se dedicaban a preocuparse de lo referente a aquellas otras, o si, dejando de lado los problemas humanos e investigando lo divino, creían hacer lo que es conveniente. Se sorprendía de que no vieran con claridad que los hombres no pueden solucionartales enigmas, ya que incluso quienes más orgullosos están de su discurso sobre estos temas no tienen entre sí las mismas opiniones, sino que se comportan entre ellos como los locos. Entre 14 los locos, en efecto, unos no temen ni siquiera 10 temible, otros temen incluso lo no temible, unos creen que ni siquiera en público es vergonzoso decir o hacer cualquier cosa, otros creen que ni siquiera...
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