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Ubicándonos ya en el centro norte argentino, este proceso tuvo un ritmo uniformemente acelerado, llegando a niveles de deforestación masiva sin aprovechamiento de la madera removida. Es apartir de la demanda de nuevos suelos agrícolas generada por el avance de la agricultura sin labranza, que se llega al paroxismo en el arrase.
Hoy la sociedad discute este problema. Las alertassonaron hace tiempo. La reacción institucional fue la ponderación en metal por metro de leña abatida, como si un par de millones de pesos yendo a parar al agujero negro de las arcas públicas solucionarala pérdida.
La denuncia pública y la difusión del problema condujeron a la desaceleración de la tala, pero el problema sigue y sigue sin ser comprendido totalmente, y tampoco se sabe como se debeproceder.
La magnitud del daño generó una reacción extrema: la intangibilidad. Hoy tocar un árbol es un crimen y está bien que así sea y es comprensible, pero la intangibilidad no nos va a devolverel bosque perdido y sin ese bosque el deterioro ecológico continúa y se agrava.
Los damnificados a partir de este proceso, somos todos. Las responsables también somos todos, sólo que, es posible...
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