Redaccion

La calidad de una nación NO depende de la cantidad de su población, ni tampoco de sus gobernantes o religión, depende de la calidad de los pensamientos y el nivel de educación de cada individuo queen ella se forja.
Increíble que te despiertes con los radiantes rayos del sol y por un momento pienses ¡hoy será un gran día!, el vestirme y arreglarme es parte rutinaria, pero como cualquierdomingo, busco las mejores “garras” para lucirme delante de toda la gente que veré por la noche mientras hago el típico recorrido del ocho, el cual se conforma por las vueltas que doy alrededor del parquey la plazuela (viceversa).
Mientras decido qué ponerme, en mi cuarto se escucha ese estremecedor y chocante tic-toc del reloj, avanzan los segundos y mi tiempo se detiene cuando a lo lejos escuchoque mi mamá jala de prisa el escandaloso carrito del mercado; en ese momento salgo disparada de la cama y agarro los primeros trapos que encuentro en mi camino; de esta manera bajo velozmente y medirijo hacia el balcón para poder decirle ¡espérame ahí voy!
Es así como empieza nuestra travesía que tiene como fin llenar aquel carrito oxidado y viejo de ricas y deliciosas frutas y verduras queiremos consumiendo a lo largo de la semana. Al salir de casa tomo mi tiempo, respiro profundamente e inocentemente volteo hacia la derecha esperando encontrarme a mi vecino para decirle ¡buenos días!, elesfuerzo es fallido pero aun así el camino continúa. Al llegar a la esquina veo que mi madre está tocando en la casa de una tía para darle unos pedazos de tela que ésta desea, pero igualmente suintento es en vano.
Entonces decido tomar el carrito y dar los primeros pasos de nuestro recorrido, mientras avanzamos, mi madre saluda una por una a las personas que se va encontrando hasta llegar a laplaza; al adentrarnos en ésta, la maestra se dirige a uno de los puestos para escoger esos ricos limones y empezar a gastar el poco dinero que lleva en su monedero.
Este proceso lo hace una y otra...