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CONCLUSIONES
La complejidad del lenguaje jurídico es una queja universal, pues existe en la administración de justicia un ceremonial, un rito, una escenografía y un lenguaje de reliquia tan feo ytan reacio, tan absurdo y desusado, se puede decir que es barroco y absolutamente arcaico.
El ciudadano tiembla cuando recibe del juzgado comunicaciones dirigidas a él que no es capaz de entender,si va a la cárcel o si ha heredado.
Según dicen, el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento, pero ¿cómo vamos a cumplirla los si no podemos entender? Los ciudadanos merecemos algunaclaridad sobre el tema para no correr el peligro de que se nos encarcelen.
En otro campo los despachos, colegios de abogados no brindan un entendimiento claro de lo que dicen, pues para el primero, lacalidad lingüística debe estar indisoluble unida a la calidad jurídica. Un abogado no puede permitir que un escrito que se entregue a un cliente presente un lenguaje impreciso, enrevesado. Laelegancia estilística debe ser una marca más de la calidad que los abogados están obligados a ofrecer.
Volviendo al problema de la complejidad del leguaje jurídico podemos considerar dos puntos básicos yfundamentales, para su solución.
Por un lado, el problema está relacionado con la ausencia de contenidos jurídicos en la educación básica y media de los ciudadanos, lo que les imposibilita el acceso atextos a los que se tendrán que enfrentar en el futuro. Pues en una sociedad moderna no se debería permitir la ignorancia de términos jurídicos tan habituales como arriendo, retención, etc. Ahora solohay un camino de formación, debe introducirse asignaturas que formen al ciudadano de manera completa para el desarrollo de su vida.
Por otro lado, es la falta de atención a los aspectos lingüísticosen los planes de estudio de la carrera de derecho. Pues carecen de asignaturas para mejorar la redacción, las universidades deben ofrecer una formación al abogado que incluya cursos de redacción,...