Redondo
CABO ASEGUINOLAZA, Fernando y RÁBADE VILLAR, María do Cebreiro. Manual de Teoría de la Literatura. Madrid: Castalia, 2006, 429 pp. He leído con detenimiento y enorme interés el manual de Fernando Cabo y María do Cebreiro Rábade, profesores de la Universidad de Santiago de Compostela, donde florecendesde hace décadas los estudios de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada con especial acierto e intensidad. Y mi interés no se ha visto defraudado. De entrada, puede sorprender en un manual de Teoría de la literatura la falta de capítulos concernientes a la Retórica, las Figuras y la Métrica, así como al repaso histórico de las principales escuelas. Todo recelo se disipa, empero, siconsideramos que en la misma colección de Castalia está el Manual de Retórica, de David Pujante; el Manual de Métrica Española, de Elena Varela, Pablo Moíño y Pablo Jauralde; más (se anunciaba y ya apareció) el Manual de Crítica Literaria Contemporánea, de Fernando Gómez Redondo. La obra que reseñamos contiene, pues, los «otros» capítulos obligatorios de cualquier manual convencional que no estándesarrollados in extenso en manuales vecinos. Dicho al derecho, lo que se nos presenta aquí es una exposición personal de la cuestión de la «literatura», noción asediada en los comienzos del siglo XXI por la competencia de los medios audiovisuales y por la recategorización que le imponen tanto las nuevas tecnologías electrónicas como el nuevo paradigma instaurado por las últimas estribaciones delllamado «pensamiento moderno» (postmodernidad).
Debatida esta cuestión central, se abordan los «grandes géneros literarios» como los contemplamos a finales del siglo XX: el relato, la poesía y el teatro, teniendo muy especialmente en cuenta en este último apartado que «teatro» no es un género «literario» según se recuerda, invocando, entre otras, la autoridad de José Luis García Barrientos. Se cierrael libro con el capítulo «Teoría interartística. Literatura y medialidad», que observa con acierto el carácter de encrucijada semiótica que encierra la literatura y las consecuencias que de aquí se derivan. «Los estudios literarios y sus disciplinas: el lugar de la teoría» (pp. 18-64) contiene una exposición parcial de la materia desde una sensibilidad contemporánea sin que me quede claro hastaqué punto se asume o se discrepa del relativismo que ha introducido la posición postmoderna que potencia de manera indecible las reinterpretaciones del corpus literario convencional. No se trata solo de si el canon es el que se ha impuesto, contra o al margen de la razón, por los colonizadores, los varones o los blancos, sino de si es posible un canon y hay un modelo científico capaz de estudiarlo.El segundo apartado «La noción de literatura» (pp. 65-118) repasa acertados fragmentos de diversos autores junto a otros de cuya consistencia incluso se podría recelar. Ahí están convocados Claudio Guillén y Harold Bloom, Marc Fumaroli y René Wellek, Pierre Bourdieu y Michel Foucault, todos juntos, pero no revueltos. Termina con el desafío que supone el hipertexto como paso de una cultura de laimprenta a una cultura precisamente hipertextual. Se termina con una prudente duda: «De este modo, apunta la inconveniencia no
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RESEÑAS DE LIBROS
se sabe bien si de reducir la literariedad a un modelo textual históricamente determinado –el de la cultura tipográfica– o, por el contrario, la de llevar el concepto de literatura más allá de los límites históricos y culturales impuestos porsu origen». «Globalización, posmodernidad y poscolonialismo: el nuevo contexto de la teoría de la literatura» (pp. 120-170) se dedica a lo que podríamos denominar la «nueva situación». Se invoca a Jameson, a Ihab Hassan, a Jean François Lyotard, a Jean Baudrillard y –cómo no– a Said, etc. Se trata de un trabajo informado, aunque haya que seguir profundizando en la taxonomía de los objetos que...
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