Reeleccion
El corto desarrollo del siglo XXI en América del Sur, vino trayendo consigo experiencias novedosas, de cierta elocuencia y significación. Algunas largamenteesperadas, otras más abruptas y sorpresivas. Las hay tanto estridentes, cuanto apocadas y tibias. No obstante, parecen venir dibujándose a pulso las primeras líneas, aún sinuosas, que comienzan a teñirel mapa de la región con una difusa pigmentación progresista.
La generalización resulta siempre inexacta y simplista, ya que también hay claros ejemplos para desmentirla como la Colombia de Uribe oel Perú de García. Se trata, desde una perspectiva económica trazada a brocha gorda, de la incipiente realización de un giro con mayores o menores matices heterodoxos (por oposición a la ortodoxianeoliberal) sin que logren siquiera emerger en todos los casos, como expresiones neokeinesianas. Son, antes bien, híbridos irregulares, enclaves experimentales sui generis en plena contorsión traumática,en un contexto de rearme de las derechas montadas estratégicamente sobre la reprimarización extrema de las economías del sur y, políticamente, en la confrontación -salvaje en ciertos países- por lareapropiación de los sillones. El paisaje político-institucional de la región, inversamente, no da muestras de líneas directrices de grandes cambios (a excepción de la introducción de un instituto derevocación en algunos países) y en ocasiones supone retrocesos.
Sin embargo, del conjunto, sólo dos de estas experiencias resultaban esperables, a la par que deseadas y deseables, al menos para quienesle suponemos alguna consecuencia virtuosa al proceso de construcción política desde abajo, a la decantación y experiencia de articulaciones de izquierda originales, novedosas, con bases socialesreales, forjadas en la fragua de las luchas, de la compleja convergencia pluralista, del paciente realismo político de experiencias locales de gestión transformadoras y embrionarias. Aludo obviamente al...
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