reflexion
Psicólogo, investigador y docente.
Magister en Psicología Clínica
Siempre cuento que me gusta dar clases. Sin buscarlo, me encontré hace algunos años con la oportunidad de ejercer la docencia. Este trabajo me exigió un esfuerzo adicional al de mis labores profesionales regulares pero me dejó un grato sentimiento de satisfacción. Trabajé con varios grupos de alumnos,de distintas características, hasta que me encontré a unos estudiantes a los cuáles ya no era agradable tratar de enseñar. Este grupo de alumnos era distinto a los otros estudiantes con los que yo había trabajado antes. Lo primero que me llamó la atención fue su aparente desinterés e irreverencia y, luego, las críticas debilidades en su formación académica. Me planteé la situación como un reto;¿qué puedo hacer para lograr motivar a estos alumnos y que aprendan? A lo largo del semestre intenté diversas estrategias con, relativamente, pocos resultados. Mientras este curso y las relaciones con mis estudiantes avanzaban, experimenté diversas emociones; al reflexionar sobres ellas, me percate que algunas de estas emociones pueden ayudar a la relación alumno-profesor y, otras, perjudicarla.
Desde hace más de una década, casi todos los países de mundo han emprendido reformas educacionales que buscan superar las debilidades de la educación tradicional y preparar la mano de obra para los requerimientos de un nuevo mundo productivo. Las reformas en América Latina han abordado diversos aspectos de los sistemas educativos, desde las modalidades de administración, los currículos,hasta, las prácticas pedagógicas. A pesar de estos importantes y sostenidos esfuerzos los resultados en términos de la calidad de los aprendizajes de los alumnos son, todavía en muchos casos, insatisfactorios. Las explicaciones para esta ineficacia están siendo estudiadas y por el momento apuntan hacia la relevancia de la gestión escolar descentralizada, los sistemas de financiamiento (vouchers), lossistemas de rendición de cuentas (accountability), a la formación y actualización de los docentes, a la cultura escolar y a las características y requerimientos de la nueva pedagogía. Un aspecto sobre el que no he visto ningún tipo de consideración, y sobre el cual yo no me había percatado hasta enfrentarme con mis desmotivados alumnos, es la dimensión
emocional en la relación alumno-profesor. Esdecir, en el proceso de enseñaza-aprendizaje no sólo entran en juego los conocimientos pedagógicos del profesor, los recursos y condiciones materiales disponibles o el nivel socio-económico de los alumnos, sino también, la relación que se establece entre aprendices y maestros. En este ensayo pretendo identificar algunos de los matices en la relación profesor-alumno que pueden influir sobre elaprendizaje.
El análisis que a continuación presentó lo hago desde mi propia experiencia como estudiante y mi trabajo como profesor, el cual, en los últimos años, se ha ubicado en el nivel universitario. Para desarrollar este ejercicio partiré desde la relación paciente-terapeuta, que es un vínculo sobre el que tengo entrenamiento y reflexiones avanzadas. Creo que docencia y psicoterapiatienen aspectos similares que permiten una comparación. Ambas actividades trabajan con personas, involucran aspectos emocionales de ambas partes involucrados en la relación y las dos buscan el desarrollo del ser humano. De hecho muchas veces la figura del maestro conlleva la enseñanza de un arte particular y la orientación para la vida.
La actitud docente
Un postulado de la corrientehumanista en psicología señala que uno de los factores terapéuticos más importantes es la actitud acogedora, atenta y comprensiva del psicólogo. La idea tras este postulado es que la disposición del terapeuta compensa, en cierta medida, carencias emocionales en la vida del paciente, lo que produce un efecto terapéutico. Ante muchas situaciones problemáticas el paciente guarda en sí mismo las...
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