Reflexion
Cuando intente analizar lo que paso, no pude sacar nada en claro.Estaba confundido. Fue como despertar de una pesadilla. Más que nada, deseaba que mi vida familiar fuera agradable. Pero una vez más había estallado en medio de una convivencia de la familia. Es comosi hubiera entrado en un estado de conciencia alterado. ¡Dios mio, como me odie! ¿Qué pasa conmigo?
El incidente de esas vacaciones ocurrió un año después de la muerte de mi padre. Desde entoncesconocí las causas de mis arrebatos d ira. Estando solo y avergonzado en medio de ese camino solitario, empecé a recordar muy claramente episodios de mi infancia. Recordé aquella víspera de navidad; teniacomo 10 años y estaba en mi cuarto con las luces apagadas y la cabeza cubierta con la cobijas y me rehusaba a hablar con mi padre. Había llegado a casa tarde, un poco tomado. Lo quería castigar porarruinar nuestra celebración de navidad. No podía expresar lo que sentía porque me habían enseñado que era pecado hacer tal cosa, especialmente a mis padres. Con los años mi ira se arraigó en mi alma yse convirtió en furia que guarde celosamente la mayor parte del tiempo. Yo era una persona simpática que siempre debía agradar a todos. Un papa agradable y bueno, hasta que no pude soportarlo más.Entonces me convertí en Iván el TERRIBLE.
Comprendí que esa conducta surgida en las vacaciones o convivencia era una “regresión” (repetición de algo que viví) cuando me enfurecía y castigaba a mifamilia abandonándola, regresaba yo a mi infancia cuando me había guardado mi ira y la había expresado de la única manera que podía hacerlo un niño: con el silencio y el retiro. Ahora ya de adulto,...
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