Reflexiones En Torno A La Sexualidad Y El Sida
En este tiempo hemos aprendido, más o menos, a convivir con él. Al menos ya sabemos de qué va y su nombre nos es tristemente familiar. Sin embargo, tengo la
sensación de que a menudo se nos olvida su existencia. Claro que los adultos tenemos buenas coartadas para que este olvido no suponga un problema. Aunque las
autoridades sanitarias no cesan de repetir que esta enfermedad puedeafectar a
cualquiera, y en este adjetivo entramos nosotros, también sabemos que la gran mayoría de los afectados y afectadas son jóvenes, o sino adultos que se infectaron
cuando lo eran. En este sentido, “estamos a salvo”. Además, el que más y la que
menos pensará que, en el fondo, es un asunto de drogadictos, homosexuales y
prostitutas, por más que se nos diga lo contrario. Y si no participamosde estas opiniones, siempre nos queda África, continente de las grandes calamidades que azotan a la humanidad, como el hambre, las guerras, la pobreza y, por supuesto, el
Sida. Es fácil pensar que nuestro país está exento de este problema, como país desarrollado que es. Pero... ¿y nuestros hijos e hijas?
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La verdad es que si pienso en ellos y en ellas desaparece mi tranquilidad, y un cierto temor, que me es difícil de explicar, la sustituye. Desde esta perspectiva, el Sida
se sitúa mucho más próximo que desde la óptica puramente personal. Quizás este
fenómeno se deba a la facilidad de ver “la paja en ojo ajeno”antes que en el propio, pero también porque probablemente el riesgo de que una persona adulta se
infecte con el virus que causa el Sida, sea bastante menor que el que tenga nuestros
hijos e hijas.
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Y, claro, esta reflexión aumenta más aún mi zozobra.
¿Están nuestros hijos lo suficientemente protegidos ante este problema como para
que los padres y las madres estemos tranquilos?
Sin entrar a valorar específicamente el tema de las drogas, dado que como vehículo
de transmisión del virus del Sida, sólo lo es, afortunadamente, para un reducido
número depersonas, aquellas que consumen cierto tipo (heroína y cocaína), de un
modo muy específico (pinchándoselas en vena) y haciéndolo de forma no higiénica
(compartiendo las jeringuillas), sí me preocupa la parte del problema que tiene que
ver con la sexualidad.
Porque, si lo anterior es una práctica minoritaria, tener relaciones sexuales es algo
universal, inherente a la condición humana. Y no nosengañemos, nuestros hijos e
hijas, por término medio, empiezan a tener relaciones sexuales “completas” (es decir, cuando existe penetración) cuando alcanzan los 17 años. Otra cosa es que nos-
II
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otros/as nos enteremos. Aunque ya sé que ante esta duda solemos adoptar una
postura bastante prepotente, en el sentido que creemos saberlo todo acerca de
nuestros hijos. Pero quizás se nospasen por alto más cosas de las que en principio
podamos imaginar. Y no me refiero a la cuestión de si ellos y ellas mantiene ya relaciones sexuales. Estoy pensando en qué condiciones se dan, si se dan, y por qué no
se dan cuando esto ocurre. ¿Qué sabemos de su proceso sexual?
ceapa
III
La información, la prevención
y el comportamiento
engo la sensación de que, en el fondo, las madres ysobre todo los padres
(y más en relación con las hijas) no queremos saber realmente lo que sucede con la vida sexual de nuestros hijos e hijas. Nos da un poco de miedo
no sea que nos digan lo que probablemente intuimos pero que nos cuesta aceptar.
T
Siendo las cosas así, el resultado es que ellos y ellas se enfrentan a sus primeras relaciones sexuales sin el apoyo debido de los padres....
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