Reflexiones sobre la toma de decisiones
Una de las clásicas preguntas a la que cualquier directivo ha tenido que enfrentarse durante su carrera es cuál es el fin último de una empresa; bienporque haya surgido en cualquiera de las entrevistas de trabajo a las que se habrá visto sometido en sus años de profesión, o sencillamente porque él mismo se la haya planteado en un ejercicio dereflexión al estilo de quién soy yo, dónde estoy, a dónde voy o qué es lo quiero. Y es más que probable que en la amplia mayoría de los casos, el sujeto en cuestión haya recurrido a una respuesta más o menoselaborada, pero que siempre acabará por considerar al máximo beneficio económico como el Santo Grial que cualquier empresa ha de aspirar a encontrar.
Sin embargo, esto, que pudiera parecer enprincipio tan evidente, no lo es tanto, puesto que para hallar algo lo primero que tenemos es que tener claro de qué se trata. ¿Beneficio económico hemos dicho?, ¿sólo económico? ¿Y a costa de qué? Esaquí de donde parte uno de los temas más recurrentes en los últimos tiempos en el mundo de los negocios: la ética empresarial.
Parecería sencillo dar por zanjado el tema diciendo que entonces, loideal en una empresa sería ser capaz de conseguir el máximo beneficio, no sólo económico sino también social, tanto para sus agentes externos como internos, respetando la ética profesional, quepodríamos definir a grosso modo como un conjunto de valores o principios, de manera que sean estos los que nos sirvan de guía en la toma de decisiones que en cada momento nos lleven a conseguir –o al menos aintentarlo- un beneficio no sólo para la empresa sino también para la sociedad en la que desarrollamos nuestro negocio.
Pero surge entonces una nueva pregunta más primitiva si cabe: ¿qué es laética? ¿Es acaso la misma para dos personas? Y si no fuera así, ¿por qué habría de serlo en el caso de dos empresas? Mucho se ha escrito desde la antigüedad sobre la ética. Aristóteles por ejemplo...
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