reflexiones
El fin de curso es un gran día para todos, pero para los que hoy se despiden debe ser un día excepcional. Juanjo, Jesús, hoy alcanzáis una metaverdaderamente única: el final de una vida profesional dedicada a la educación. Resulta ya tópico extenderse sobre lo sublime de la profesión de maestro: una vida entregada plenamente, se dice, a la nobletarea del magisterio, a la enseñanza de chicos y chicas, a transmitirles los conocimientos y normas necesarios para su formación, para su socialización e integración en la Comunidad. Un tópico sí, perono por ello menos rigurosamente cierto, pues si cualquier profesión honestamente ejercida tiene su mérito, la de maestro debería merecer un reconocimiento extraordinario.
Verdaderos maestros son losque dejan huella, quienes con su trabajo bien hecho, con su obrar cotidiano, permanecen en la memoria colectiva. Vosotros, Juanjo, y Jesús, que hoy os jubiláis, dejáis esa impronta.
Como muchos,empezasteis vuestro trabajo docente hace ya algún tiempo, con dotaciones a veces escasas, pero con ilusión y entusiasmo.
Los cambios sociales y políticos producidos a lo largo de estos treinta años, oshan permitido vivir como protagonistas las sucesivas reformas que han transformado el sistema educativo. En la actualidad se avanza hacia una enseñanza rica en conocimientos, en recursos materiales,en idiomas y en tecnología de la información. Pero, acaso, echamos de menos, el gobierno y sosiego de las clases magistrales, las formalidades propias de las relaciones maestro-alumno; en suma, unconjunto de normas y valores que siempre han sido el fundamento de una sólida formación.
Pero basta de generalidades y volvamos a la tierra que pisamos. Juanjo, Jesús, llegasteis con una biografíapedagógica y aquí, además de vuestra labor docente, habéis desempeñado tutorías, jefaturas de estudios, direcciones de departamentos e incluso, alguno fue “el asesor “ durante la estancia de la directora...
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