Reflexión final. Seminario sobre subordinación femenina


Seminario Sobre subordinación femenina, impartido por la Dra. Estela Serret
Reflexión final de Adriana Bautista

Para iniciar la presente reflexión se me hace necesario dar una breve explicación, a manera de introducción, del por qué me inscribí en el Seminario.

I
Como mujer educada en la lógica patriarcal había reproducido a lo largo de mi vida los mismos patrones machistas que ahoracritico como feminista, no a través de una violencia explícita o directa sobre el cuerpo físico de otras mujeres, pero sí a través de lo que ahora sé que se llama violencia simbólica, a través de las palabras, de chistes, de actitudes, y también dejándome violentar, sobre todo en cuestiones de acoso sexual, por pensar en estos fenómenos como naturales. Pues así aprendí a pensarlo y a asumirlo enla sociedad patriarcal, machista y misógina en la que me desarrollé. Hasta que descubrí el feminismo no dejé de sentirme culpable por un par de situaciones de acoso sexual de las que ahora puedo decir que fui víctima.

II
Como toda feminista, eso supongo, he tenido que enfrentar frontalmente el rechazo, la burla o la trivialización de lo que digo en los grupos sociales no feministas (y hastaantifeministas) –amigas/os, compañeras/os de trabajo- en los que me desenvuelvo. Cuando habló sobre temas como violencia en contra de las mujeres, uno de los primeros comentarios que siempre surge es que las mujeres también nos violentamos entre nosotras y, de paso, que también somos violentas con los hombres; cuando hablo específicamente de violación, las personas generalmente muestran unarepentina “indignación” y después pasan a justificar a los violadores o por lo menos a atribuirle cierto grado de responsabilidad a las mujeres por no cuidarse, por beber demasiado, por no huir, etc. He tenido discusiones realmente serias y a veces consecuencias nada amigables.
Y lo que he observado en todas estas discusiones que menciono, en serio, en todas, es que las ideas con las que pretendendebatir y/o responsabilizar a las víctimas son de un “sentido común” escalofriante. Para entender mejor este tipo de respuestas me han sido invaluables las lecturas y los temas revisados durante el seminario, pues me doy cuenta de que el entramado, la complejidad y el arraigo tan profundo de estos discursos trasciende a los imaginarios religiosos y míticos, pues también en las sociedades modernas seasumen estos relatos sobre el cuerpo de las mujeres como el orden natural de las cosas.
En este sentido, he vinculado el concepto habitus, de Bourdieu, con la teoría estructuralista de Levi-Strauss para comprender que como seres humanos que perciben una realidad previamente significada, y que actúan en consecuencia a esa realidad, todas nuestras acciones, incluyendo las llamadas básicas (comer,defecar, acto sexual) están mediadas por relatos previamente establecidos que, sin embargo, pensamos y vivimos como naturales.

“La asociación –imaginaria- de las mujeres con la naturaleza a partir de su cuerpo, es, como dice Ortner, un dato clave para su adscripción por la cultura al género femenino, pero no es el único elemento que juega en esta operación. Quién es “hombre” y quién es “mujer” esalgo que se decide culturalmente. Y si bien es cierto que tal decisión utiliza por lo general como referente al cuerpo, también lo es que un cuerpo cualquiera puede ser resignificado por la cultura y convertido imaginariamente en cuerpo “femenino” o “masculino” según otros indicadores simbólicos (el lugar que le corresponde en la familia, alguna marca de nacimiento, la posición de los astrosdurante su gestación, etc.)”1

Y pienso que es en este principio de naturalidad, sobre el que construimos las dinámicas sociales, en el cual subyace uno de los principales motores de la subordinación de las mujeres, porque la naturaleza en su condición de esencia es incuestionable. La naturaleza simplemente es, no puede pasar por un filtro de reflexividad.
Recuerdo la anécdota de una nota que leí...