Reinado Isabel II
La guerra civil y la desastrosa situación económica provocaron sublevaciones de las milicias urbanas, que exigían una ampliación de las libertades políticas y del sufragio, y reclamaban la entrega del poder a políticos progresistas como José María Calatrava y Mendizábal. En 1836, una revuelta contra la regente, organizada por suboficiales del ejército (el motín del palaciode la Granja), obligó a María Cristina a aceptar la puesta en vigor,de nuevo, de la Constitución de 1812, pero las nuevas Cortes fueron constituyentes y elaboraron una nueva Constitución (la de 1837), que representaba algunos cambios con respecto a la de 1812 que la hacían bastante más moderada. Esta constitución respondíaa los principios de esta facción liberal: ampliación del sufragio,reconocimiento de libertades públicas, unidad jurisdiccional, Milicia Nacional organizada por losayuntamientos, supresión de los gremios para favorecer el crecimiento industrial, etc. No afirma con rotundidad el principio de la soberanía nacional, pero alude a la de 1812,que sí lo establecía.Mendizábal dirigió entre 1835 y 1836 la desamortización de los bienes del clero regular tras la supresión de milesde conventos y la venta en subasta de sus tierras y bienes raíces. Finalizada la Guerra Carlista, un gobierno dirigido por el moderado Pérez de Castro intentó nuevamente limitar las reformas y la participación de las clases medias urbanas, promulgando una Ley de Ayuntamientos que suprimía el derecho de los ciudadanos a elegir a sus alcaldes, que pasaban a ser de nombramiento gubernativo. Hubonuevas sublevaciones populares y María Cristina se vió obligada a renunciar a laregencia.
Las Cortes eligieron como regente al general Espartero (1841-1843), reciente triunfador sobre los carlistas. Espartero, que contaba con el apoyo de los progresistas, gobernó hasta 1843 demanera dictatorial, reprimiendo a los moderados y sin someterse nunca al Parlamento.Se ganó el rechazo de todos: su políticalibrecambista que abría el mercado español a Reino Unido ponía en peligro la incipiente industria catalana, por lo que los fabricantes de textiles de Cataluña, aunque mayoritariamente liberales, rechazaron la política del Gobierno. Al movimiento catalán se unió la oposición de los vascos, que habían visto cómo, por su apoyo a los carlistas, la Ley Paccionada de 1841 recortaba los...
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