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 El Príncipe
El Estado, las dominaciones, han ejercido y ejercen soberanía sobre cualquiera persona son y serán repúblicas o principados.
Cualquiera delos dominios viven acostumbrados a tener un príncipe, y tiene armas personales o de otro, por la suerte o por la virtud.
De tal modo que, si el príncipe es de mediana inteligencia, se mantendrásiempre en su Estado, a menos que una fuerza arrolladora lo arroje de él, y aunque esto último sucediese, solo tendría que esperar, para reconquistarlo, a que el usurpador, sufriera el primer tropiezo.Porque el príncipe natural tiene menos razones y menos necesidad de ofender: de donde es lógico más amado; y a menos que vicios excesivos le atraigan el odio, es razonables que le quieren connaturalidad los suyos.
Dificultad que estriba en que los hombres cambian con gusto de señor, creyendo mejorar; y esta creencia los impulsa a tomar las armas contra él; en lo cual se engañan pues luego laexperiencia les enseña que han empeorado. Esto resulta de otra necesidad natural y común que hace que el príncipe se vea obligado a ofender a sus nuevos súbditos, con tropas o con mil vejaciones queel acto de la conquista lleve consigo. De modo que tener por enemigos a todos los que has ofendido al ocupar el principado, y no puedes conservar como amigos a los que te han ayudado a conquistarlo,porque no puedes satisfacerlo como ellos esperaban, y puesto que les estás obligado, tampoco puedes emplear medicinas fuertes contra ellos; porque siempre, aunque se descanse en ejércitospoderosísimos, se tiene necesidad de la colaboración de los provincianos.
Pero cuando se adquieren Estados en una provincia con idiomas, costumbres y organización diferente, surgen entonces las dificultades y sehace preciso mucha suerte y muchas habilidades para conservarlos; y uno de los mejores y más eficaces remedios sería que la persona que los adquiriera fuese a vivir en ellos. Esto haría más segura...