Relacion madre- hija
Lacan calificó esta relación con la palabra francesa ravage3, que aparece por primera vez en L´etourdit, en la época en que intentaba hacer sus propias consideraciones acerca de la sexualidadfemenina y traducida habitualmente por “estrago”, quizás también podría ser traducida como “devastación”.
lo que probablemente haya ocurrido es que la madre de la niña de ahora, cuando era niña no haya logrado atravesar ese período pre-edípico, quedando el recorrido atascado en las recriminaciones a la madre. Esperando que su madre le diera lo que le falta.
Nos preguntamos qué pasaría si enesta etapa, la respuesta de la madre fuese no te doy lo que pedís porque no quiero o no te doy lo que pedís porque no te lo mereces. En el primer caso el efecto en la hija sería: lo tiene y no me da, por lo tanto no me ama. Mientras que en el segundo sería: lo tiene y no me da porque soy culpable.
Tomando la hija el valor de aquello que fue para aquella niña del pasado convertida hoy en madre,la expresión de su relación con su propia madre.
La madre reproduce con su hija “…las relaciones libidinales de la niña a la madre” –Freud: La Feminidad.
Si la niña toma tal valor de lo que fue la expresión de las relaciones libidinales de la madre hacia su propia madre, podemos plantear un abanico de opciones tan variadas como fantasmas puedan construirse.
La que no sabe nada, la que es buenapara nada, la tonta, la loca, la insoportable, la mala, la desubicada, sostén para mi vejez, etc.
Todo estará estructurado en función del goce que sustituyó a la respuesta de amor.
Las sonámbulas1
En mi ciudad natal vivían una mujer y su hija, que caminaban dormidas.
Una noche mientras el silencio envolvía al mundo, la mujer y su hija caminaron
dormidas hasta que se reunieron en eljardín cubierto de velo de niebla. Y la madre
habló primero:
Al fin- dijo-Al fin puedo decírtelo, mi enemiga. A ti que destrozaste mi juventud y que
has vivido edificando tu vida en las ruinas de la mía. Tengo deseos de matarte.
Luego la hija habló en estos términos:
Oh mujer odiosa, egoísta y vieja. Te interpones entre mi libérrimo ego y yo. Quisieras
que mi vida fuera un eco de tupropia vida marchita. Desearías que estuvieras muerta.
En aquel instante, cantó el gallo y ambas mujeres despertaron.
¿Eres tú tesoro?-dijo la madre amablemente.
Sí soy yo madre querida- respondió la hija con la misma amabilidad.
A su vez, y para el imaginario psicoanalítico, el hijo/a es siempre una expresión
narcisista de la madre, un deseo de extenderse más allá de su cuerpo, de vivirotras
vidas, más allá de la suya. Así vemos muchas mujeres viviendo vicariamente la vida de
sus hijos. Entran a la escuela con sus hijos, le hacen sus asignaciones, pasan por
kindergarten nuevamente, vuelven a graduarse de sexto, octavo o noveno grado,
vuelven a celebrar su quinceañero, vuelven a tener un primer novio, vuelven a casarse.
Lo anterior no puede menos que ir en detrimento dela posibilidad de las mujeres
producirse un centro de gravedad propio pues el efecto sigue siento una vida al servicio
de la vida de los hijos/as o bien del deseo de que el hijo o la hija tengan o “sean” lo que
yo no tuve ni pude “ser”
Freud subraya que no se puede comprender a la mujer si no se pone en relieve esa fase primera de «ligazón-madre preedípica». Y ubica que esta ligazón esmás intensa y duradera que en el caso del niño.
En algún momento esta relación declina. Se pregunta Freud: «¿A raíz de qué, pues, se va a pique esta potente ligazón-madre de la niña? Sabemos que ese es su destino habitual: está destinada a dejar sitio a la ligazón-padre... no se trata de un simple cambio de vía del objeto. El extrañamiento respecto de la madre se produce bajo el signo de la...
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