Relaciones troficas

Palabra de Gitana
Era ya por la tarde, una tarde de finales de junio, y aunque el verano
comenzaba, era una tarde fría y gris. Era 17 de junio, último día de
colegio, y todo el mundo abandonaba el colegio en pequeños grupos que
probablemente irían a celebrar el fin del curso. Una chica de quince años
corría hacia la salida del colegio, era una chica de estatura media, de
rostro delgado ysereno y tez morena. Su pelo, descuidado y cardado que
era de un color negro, similar al carbón, le caía chorreando sobre la cara
por culpa de la lluvia. Tenía unos pequeños ojos de color topacio, los
cuales resaltaban por su piel morena. Se llamaba Abigail. Hacía ya un par
de años que vivía con sus padres en Valencia; vivía en concreto a las
afueras, y todas las tardes, al salir de clase, siel tiempo lo permitía,
efectuaba el trayecto del colegio a su casa en bicicleta. Le gustaba hacer
ejercicio y, además, el recorrido la relajaba y apartaba de su mente todas
las preocupaciones.
Abi se encontraba en aquel patio enorme rodeado de grandes pinos y
abundantes zarzas, las cuales el director se empeñó en poner y ninguno se
atrevía a probar aquellas moras de color violeta que de laszarzas salían.
En medio del patio se iba formando un cúmulo de personas, donde cada
vez se unían más y más, y parecía que rodeaban a algo o a alguien. El
causante de tal alboroto era un muchacho pequeño y francamente gordo,
de unos diez u once años; su pelo castaño oscuro estaba empapado y sus
ojos estaban abiertos como platos. Tirado en el suelo y sin poder moverse
estaba, sin embargo, nadiese dignó a ayudarle, hasta que Abigail llegó. Al
verlo, se quedó paralizada y sin saber qué hacer. Aquel chico pequeño era
Alex, su hermano:
- ¡Pedid ayuda, por favor! ¡Ayudadle! - gritaba Abi desesperadamente al
resto de la gente que la observan con desprecio.
En medio de aquella multitud se veía un cuerpo más alto que los demás y
el cual avanzaba hacia ella. Era Juanjo, el profesor deEducación Física.
Este cojio a Alex como si de una princesa se tratara y lo llevó a la
enfermería del colegio.
Juanjo era de una buena estatura, tenía unos grandes ojos azules y una
gran calva, que si no llega a ser por tener un cuerpo digno de admirar y de
que se vistiese todos los días con polos rojos, se le podría confundir con el
mismísimo Buda. Pese a esto, Juanjo despertaba un ciertoatractivo sobre

las alumnas del colegio.
Media hora llevaban ya Abigail y Juanjo en un banco de aquella fría y
angustiosa enfermería, sin cruzarse palabra ambos se encontraban
incómodos. Tras esa espera finalmente salió la enfermera, una señora
mayor, de grandes proporciones y con un pelo rubio platino que no parecía
haber pasado de los años setenta.
- Tu hermano ya está perfectamente, hasido un simple desmayo causado
por la fiebre; haz que repose.- dijo la enfermera.
- Muchas gracias.- dijeron Abi y Juanjo a coro.
La enfermera dijo adiós con un movimiento de cabeza, con el que les
invitaba a salir de la enfermería. Ambos al salir de la enfermería, se
miraron con cara de que se les olvidaba algo. En aquel momento salió Alex
por la puerta y antes de que nadie pudiese decirnada, este afirmó que se
moría por ir ya a casa. Alex estaba perfectamente, como si nada hubiese
pasado. Los hermanos se despidieron con vergüenza de Juanjo y se fueron
corriendo a casa.
De camino a casa se encontró con dos chicas de su colegio. Las dos
siempre iban juntas, criticando a la gente y con un egoísmo que rozaba la
locura. Cuando se cruzaron con Abi la miraron con aires desuperioridad y
con desprecio, la cual cosa Abi ya estaba acostumbrada, todo el colegio la
despreciaba por su raza.
Las chicas eran dos polos opuestos. La más alta era escultural. Tenía una
figura preciosa, del tipo que se ve en la portada del número dedicado a
trajes de baño del catálogo del El corte inglés, y con el que todas las
pierden buena parte de su autoestima. Su pelo rubio caía en cascada...