relaro erotico

La gata infiel

Recibí un mensaje de mi esposo cuando estaba en la oficina: “A las 4 en la heladería que tanto te gusta” y no puedo negar que quede sorprendida. Leonardo nunca me escribía cuando sabía que estaba en el trabajo, de hecho tenia meses sin escribirme o llamarme, habíamos caído en la rutina de la típica pareja casada.
Por eso había empezado a salir con David, un antiguo amigo deuniversidad con el que ya tenía algo más de 2 meses manteniendo una relación clandestina, más que todo sexual. Ya que Leonardo no me satisfacía, tuve que buscar a otro que llenara esas necesidades.
David me hacía sentir una mujer mala pero feliz, amaba esa pizca de erotismo que da la infidelidad y cada tarde que compartía con él, me daba más ánimo y fuerza para continuar mi vida. Leonardo tambiénera un excelente amante, me corría con solo sentir sus manos, pero entre el trabajo y otras cosas, ya no teníamos tiempo para el sexo que tanto nos gustaba.
Pensé que había sido cuidadosa con Leonardo y que no sospechaba lo que hacía. Pero, al llegar a la heladería, los vi a ambos tomándose un café y charlando amenamente. Mi reacción fue quedarme parada con los ojos abiertos, sin creerlo. Davidse dio cuenta y se levantó de la mesa, tomo mi mano y me sentó entre él y Leonardo.
Intente hablar apenas me senté, pero Leonardo me dio un beso tan intenso, que no pude evitar abrir las piernas, es algo que hago inconscientemente cuando me excito. “Ummm, creo que la vergüenza es un afrodisiaco para ti, a ver, déjame tocar” me dijo murmurando, solo nosotros escuchábamos, bajo su mano y con tododescaro, la metió debajo de mi falda y mis panties, y lo sentí jugando con mis labios vaginales. “No me equivoque, ¿quieres sentirla tú también, David?”
David fue más osado, solo sonrió y metió sus dedos dentro de mi vagina y empezó a masturbarme, mientras Leonardo me seguía hablando cerca del oído. Sabía que estaba en un lugar público, que no debía hacer mucho ruido ni llamar la atención, sinembargo esa muestra de exhibicionismo me hizo excitarme de tal manera que me corrí, mojando mi ropa íntima.
Ambos sacaron las manos de mi entrepierna e hicieron que las lamiera. Yo estaba muerta de la pena, pero más podía el deseo que tenía dentro de mi cuerpo. Leonardo se levantó de la mesa, me tomo de la mano y salió conmigo, buscamos el auto mientras David pagaba los cafés y juntos fuimos acasa.
“Dejaste tu cuenta de correo abierta y leí las conversaciones con David, lo llame y lo enfrente. En el momento me moleste mucho, me sentí traicionado, pero también me di cuenta de que te había descuidado, se lo fogosa que eres Mafer, lo siento, te prometo que eso cambiara” me dijo Leonardo mientras íbamos camino a casa.
Al abrir la puerta, Leonardo me empujó hacia adentro, cerró la puerta conllave y sin mediar palabra, me arranco la blusa y la falda, dejándome en panties y brassier. Me agarro por el cabello y me inclino sobre el sofá, amarrándome los brazos con una cuerda que nunca había visto en casa.
Sentí entonces una nalgada súper fuerte en mi trasero. “Adoro tu culo Mafer, y con el permiso de Leo, hoy lo voy a disfrutar como nunca” y empezó a nalguearme muy duro. Yo era unamujer mala, muy mala y necesitaba ser castigada por ser tan puta. Mientras tanto, Leonardo fue al cuarto y busco mi vibrador, le hizo una seña a David y se detuvo.
“Veamos algo” dijo Leonardo sacando mis tetas del brassier y apretando fuerte mis pezones. Solté un grito de placer “Ahora no quiero oírte perra, quiero que estés callada” Leonardo saco su pañuelo, metió la parte central en mi boca y loato detrás de mí nuca, como si fuera una secuestrada.
“Ahora sí, déjame ver qué pasa si. . .” y me coloque sobre sus rodillas, metió el vibrador en mi vagina, y de inmediato sentí de nuevo las nalgadas de David, mientras el dildo entraba y salía de mí y con la mano libre, Leonardo seguía maltratando mis tetas. La mezcla de sensaciones me tenía confusa. Dolor, humillación, deseo, placer, todas...