Relativismo
José María Barrio Maestre
Profesor Titular de la Universidad Complutense de Madrid
Arvo.net, 16.01.2009
La fórmula “dictadura del relativismo” ha sido empleada por el Papa Benedicto XVI para referirse a una de las vertientes más paradójicas de esta actitud intelectual que conocemos con el nombre de relativismo, toda vez que suelemostrarse como un signo de modestia intelectual, y también de madurez y circunspección, al menos mientras no se ven las cosas con un poco de calma. Intentaré delimitar conceptualmente a grandes rasgos en qué consiste el relativismo, y explicar cómo esta actitud puede estar asociada con la que aparentemente resultaría su opuesta, la prepotencia del dictador, del déspota. A pesar de la aparienciacontradictoria de esta asociación, si se repara en la lógica interna del relativismo, es precisamente ésta su consecuencia natural.
¿Qué es el relativismo?
Como suele ocurrir con muchas actitudes culturales consolidadas, ésta tiene un origen filosófico, a partir del cual, por decirlo así, se ha desmadrado, se ha inculturado, configurándose como un modelo de pensar y de vivir muy extendido entrenosotros, casi como un reflejo social condicionado. Mucha gente se reconoce en ella quizá sin proponérselo explícitamente, y sin haber leído autores relativistas, por ósmosis sociocultural. Es interesante hacer una breve mención de esos orígenes filosóficos.
El asunto es complejo, pero en sus rasgos fundamentales podemos percibir su dimensión y alcance si prestamos atención a la tesis que sería suexpresión más prototípica: Todo es relativo. Con esto lo que se quiere decir es que no existe la verdad. Semejante aserción suele hacerse sin caer en la cuenta de lo que ya señaló el gran filósofo alemán del siglo XX Edmundo Husserl: se trata de una tesis que se autodestruye. En efecto, quien dice que no existe la verdad, lo que quiere decir es que es verdad que no existe la verdad. Es imposiblepensar algo sin pensarlo como verdadero. Y tampoco es posible expresar un pensamiento sin pretenderlo como verdadero, a no ser que se intente engañar. Pero aún en este caso, a quien tal cosa intenta le interesa distinguir la mentira que expresa de la verdad que oculta. Como advierte San Agustín, todo el que desea engañar, ante todo desea no ser engañado.
Mucho antes que Husserl Aristóteles ya dijo,con un sentido común soberano, que las únicas que pueden ser relativistas coherentemente son las plantas, que ni pìensan ni hablan: están calladas. Cualquier forma de pensar, igualmente lo es de asumir un compromiso intelectual con algo que se estima verdadero, al menos más verdadero que su contrario. Y no distinguir una cosa de su contraria, o pretender que dos proposiciones contrarias sonigualmente verdaderas, sólo puede hacerse a costa de la lógica. El primer principio fundamental de la lógica –el que los filósofos denominan principio de no-contradicción– postula que es imposible que dos proposiciones contrarias sean simultáneamente verdaderas en el mismo sentido. Y esto es lo que pretende el relativismo tomado en serio.
Naturalmente muchos no reparan en ello, y la afirmación de quetodo es relativo a menudo no encierra la pretensión de decir algo serio, y menos aún con un propósito filosófico. Especialmente cuando la hace el buen burgués que, sentado en su sillón, detiene las ínfulas juveniles de un muchacho que, con el radicalismo propio de la edad, reparte afirmaciones tajantes por doquier. Es ésta una actitud muy distinta de la que aquí estamos poniendo de relieve: algocuerdo y razonable, sobre todo cuando procede de la experiencia que da la edad avanzada. Pero cosa bien distinta es convertir esto en tesis filosófica y pretender extraer de ella un rendimiento serio. Primero por la razón ya apuntada. Pero luego porque, como observó Franz Brentano –filósofo un poco anterior a Husserl y, como éste, también gran matemático– la palabra “relativo” procede de relación,...
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