Relato Corto

Mucho calor… pero me gusta. Odio el frío, esa sensación cortante,
solitaria, envejecedora y vacía. Miro a mi alrededor por primera vez.
Veo un bonito sendero de grava frente a mí. A ambos lados puedo ver
como se alarga el campo a lo lejos, hacia donde no alcanza la vista, y
mi curiosidad por saber que hay más allá de aquel horizonte aumentaba
cada vez a cada paso que daba, parecía que algome esperase o viniese
de allí.
Observo detalladamente el paisaje, mejor dicho, el espectacular
paisaje. Árboles frutales a ambos lados del camino. En ellos manzanas,
naranjas, peras… parecen colgadas delicadamente una a una, ordenadas,
previamente lavadas, con un aspecto tan jugoso y apetecible que es
imposible apartar la vista.
Miro a otro lado y solo encuentro colores intensos por todoslados,
que reflejan la luz de tal manera que me hacen entrecerrar los ojos.
Flores silvestres de todos los colores posibles. Un olor a campo, a
rocío, a tierra húmeda…
Veo una mariposa, me distraigo, siempre he sentido una gran atención
hacia esos bicharracos, su colorido, su gracia al volar, como si
dieran pequeños saltitos en el aire de un lado a otro… Pero, de
repente, siento una extrañasensación, miro al frente, algo viene muy
rápido hacia mí y no para. Todo oscurece, ¿dónde está el sol?
“PÍ – PÍ – PÍ – PÍ – PÍ...”
¡No! Me revuelvo entre las sábanas mientras un agudo gemido sale de mi
garganta.
“PÍ – PÍ – PÍ – PÍ – PÍ...”
Odio el ruido del despertador, ¡que alguien lo apague! ¿qué hago? A
veces pienso que me he vuelto tonta, chillando en mi cabeza, ¿a caso
alguien meescucha? Bahh…
“PÍ – PÍ – PÍ – PÍ – PÍ...”
Saco el brazo de entre las sabanas como puedo, parecen una hoja
arrugada de papel, ¿qué habría estado soñando? Bueno que más da ya...
“PÍ – PÍ – PÍ – PÍ – PÍ...”
Tanteo a oscuras hasta encontrar el despertador y darle un manotazo
para apagarlo. Odio ese pitido agudo, se me mete los oídos, me
retumba, me taladra el cerebro. Ya no puedo más, hoy mismovoy a
comprar otro despertador. Siempre me levanto de mal humor y estoy
segura que es por culpa de ese sonido estridente.
Me deshago de las sábanas y me dirijo a ciegas hacia el cuarto de
baño, enciendo la luz y espero a que mis ojos se acostumbren a la luz,
poco a poco abriéndolos. Empiezo a arreglarme…
Rutina, odio la rutina, ¿a quién le gusta la rutina? Salgo a la calle,
está soleado yhace calor, por lo que decido ir andando al trabajo.
Veo a Mario en la puerta de la panadería y lo saludo como siempre.
Huele a pan, olor que se estropea al doblar la esquina, donde está la
cafetería. Odio el olor a café. ¿Cuántas veces he dicho ya hoy la
palabra “odio”? Ni siquiera llevo dos horas despierta y es la palabra
que más he repetido. Sinceramente pienso que debo tener algúntrastorno psicológico. Llego al trabajo…
Trabajo monótono, aburrido, y eso que estaba segura al elegir mi
profesión, me equivocaba. Otro día más sin hacer algo que realmente me
apetece.
De vuelta a casa, ya que hoy no tengo turno de tarde, paso por una
frutería (no sé porqué me pareció tener un flashback). Unas frutas muy
bien ordenadas, limpias, brillantes, en las que casi podía verme
reflejada,parecían irreales. Decido comprarme una para almorzar, hace
días que no seguía la dieta que me puso la nutricionista.
Mientras me como la manzana a mordiscos sigo andando. Paso por el
parque, que lo habían reformado y decían que estaba precioso, y yo aún
no lo había visto.
Era cierto, estaba de un verde intenso. Habían puesto zonas de césped
nuevas y mucho más grandes que las anteriores. Noestaría nada mal ir
por las tardes a leer en el césped bajo un árbol.
Había niños que volaban cometas. ¡Y qué cometas! De chica solía coger
las bolsas de plástico más llamativas, atarle un hilo y ponerme en mi
jardín a volarlas. No sé porqué pero siempre me han recordado a las
mariposas. Habían algunas comentas enormes, no me explico cómo críos
podían manejarlas sin ayuda. Se movían de un...