Relato de una vision
Era una tarde de invierno, no recuerdo claramente, pero deben haber pasado algunos años a los que perdí la cuenta. Tímidos rayos asomaban entre una densa cortina de nubes y nieve, con dificultad se apreciaba mas allá de la cadena de pinos que adornaba la orilla del lago Colibrí, en donde, por deseo incontrolable de ausentarme del mundo, regresé una vez más a la cabañaabandonada que por mucho tiempo había pertenecido a la familia y la cual solía ser el lugar de reunión familiar una o dos veces por año. Conforme algunos miembros de la familia se mudaron más lejos, la cabaña pasó de ser un acogedor rincón alejado de la ciudad a una vetusta armazón de madera con pronunciado aroma de humedad y abandono.
Ahí, en ese momento, el tiempo solo se medía por el sonido delas ventiscas que se acentuaban al alba y en el crepúsculo y se anunciaban golpeando con inclemencia las copas de los pinos más altos, algunos ya empezaban a verse notoriamente abusados por ese frío que de no estar al calor del fuego, a un lado de la vieja chimenea, hubiese infringido en mí un efecto más evidente.
Había llegado ahí un par de días atrás, con la firme idea de permanecer solo porun fin de semana en la búsqueda que ya se avizoraba infructuosa, de paz. Esa paz que había extraviado entre el devenir de una vida citadina y la ausencia de conciencia, me sentía arrollado por el incesante ritmo a que mi corazón estaba ya acostumbrado y viajé también con la ilusión de tener un momento de reflexión que iluminara mi camino, que guiara mis pasos fuera de esa rutina de vacíoespiritual. Sin embargo mi plan había terminado por ser detestable y me aprestaba a regresar cuando de forma inesperada una tormenta de nieve tornó lo verde y lo opaco, en inerte y helado. Fruncí el ceño para mis adentros pues la naturaleza me jugaba una mala pasada, pero concluí que sería mejor permaneciera ahí hasta que la tormenta cediera, pues bien recordaba ocasiones en que la osadía de enfrentarnos ala naturaleza nos costó noches de riesgo, de aventura inesperada y peligrosa.
Ese lago, en cualquier otra época, resultaba un paraíso con aguas calmas, cristalinas, en cuyas ondas tenues reflejaba esa vasta mancha de pinos que se extendía en el horizonte, a cuyos pies algunas flores que contrastaban su pequeña cantidad con su enorme belleza dibujaban en buena medida la inspiración para uncuadro de Monet. Todo ello, esperaba, fuera un aliciente, pero resultó serlo más en mi memoria ante el débil intento.
Atrapado, me encontraba frente a la ventana, con la vista fija en la nada y buscando algún anagrama para repasarlo en mi mente sin éxito tampoco. El tiempo pasó, aunque más exacto sería decir que desapareció cuando al recordar pasajes de mi infancia quedé abstraído en un mundo deideas, de las que una me llevó a una visión que surgía de una pregunta que me hacía constantemente: Había vivido mi vida respetando los ideales que juré defender?
A menudo evadía lo inquiriente de la pregunta para soslayar lo incoherente de las respuestas, muchas veces culpaba al niño sin experiencia que se había fijado grandes sueños acusándole de inexperiencia, otras simplemente evitaba pensar encosas “intrascendentes” y me remitía a seguir dejando el tiempo pasar. Pero ya no, no podía hacerlo más, por algo estaba en aquel lugar, en ese momento preciso, estaba cansado de huir. Casi no recuerdo cuando cesó la tormenta ni como dejé el lugar, intentaba repitiéndome una vez tras otra, no olvidar esa visión que tuve y que comunaba con el otrora soñador e idealista que pretendía renacer y quecon renovada voluntad volvía al mundo que seguramente le acusaría de ligero y despreocupado, adjetivos que en otro momento hubieran abierto una llaga y profundizado hasta la médula, pero que esta vez, serían solo suaves murmullos llevados por el viento.
Hoy, la verdad es que vivo mas como deseo vivir que como puedo o debo (dicen algunos), aunque esa en sí es ya una contradicción, se mas de...
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