Relato Olfato y gusto.

Amalgama. Me encontraba deambulando por alguna calle del centro de Zaragoza. El asqueroso fro de ese intenso invierno reinaba en cada molcula de mi cuerpo as que decid entrar en algn sitio paracalentarme un poco. Fui a parar a uno de estos famosos bares de chupitos que estaban muy de moda y tan pronto entr arrugu la cara por la hediondez que impregnaba la gente, todos sudados y apretujados demanera que me era imposible desplazarme hasta la barra. Tan pronto la logr alcanzar le grit al bartender que me acercara una carta, cada nombre de cada chupito estaba acompaado por la descripcin de loque contena. Llamaron mi atencin varios, entre ellos Amanecer moscovita, era una mezcla de Vodka, menta y curacao rojo. Entre el escndalo de la msica trance y las voces de las decenas de personas queah estaban, le hice sea al tipo de la barra, cuando este se acerc lo suficiente para escucharme, le indiqu que quera uno de ese. El respondi Anda to, ese trago es pa mariscas, tomate algo ms fuerte,vamos que va por la casa. Una de las gordas que estaba al lado mo escuch y se ech a rer, no me qued de otra que pedirle el ms rudo que tuviese y, adems, ped uno para ella tambin, por maldad. Tan prontosent en mi boca el sabor del chupito de vaina no me fui en vmito, como deca mi abuela cuando ola los interiores sucios de mi abuelo. Era tan amargo como diez tazas de caf sin endulzar o un chocolategigante no edulcorado. Cuando volte a verla a ella, estaba como si nada, ms bien sonrea como quin quera que le invitaran otro trago ms. Le dije que solo le iba brindar este y que los dems iban por sucuenta. Le ment dicindole que del pas donde yo vengo las mujeres son las que brindan a los hombres. Entre trago y trago, constantes roces por el gento y una que otra picada de ojo de ella haca m,terminamos besndonos y ms vale que no hubiese aceptado. Tan pronto sent su lengua entrando en mi boca, la ma quiso desaparecerse, adems de estar ms spera que una esponja de lavar ollas, saba a remedio...