relatos de esperanza

El título de este documento se debe a un libro escrito por Celia María Flores Hernández y María Pilar Rivero Tovar, ambas terapeutas residentes en Ciudad Chihuahua, Chihuahua.
El trabajo que ellas realizaron es un protocolo de intervención para el abordaje de los efectos del abuso sexual en los niños, las niñas y sus familias. Para esto realizaron una intensa investigación sobre este tema,que aún en este tiempo es tiempo es un tabú en nuestra sociedad y para la gente es muy difícil hablar de él.
Antes de comenzar a explicar el trabajo de las terapeutas es importante saber acerca de lo que es el abuso sexual y lo que implica.
Sanz y Molina (1999), hacen referencia a Suzanne Sgroi quien define el abuso sexual como “el o los actos de naturaleza sexual impuestos por un adulto sobre unniño que, por su condición de tal, carece del desarrollo maduracional, emocional y cognitivo como para dar un consentimiento acerca de los actos en cuestión. La habilidad para enredar a un niño en una vinculación de tipo sexual está basada en la posición dominante y de poder que tiene el adulto sobre el niño, y que contrasta con los aspectos de vulnerabilidad y dependencia que éste tiene.Autoridad y poder son, entonces, los dos elementos que permiten al abusador coercionar implícita o directamente al niño, para lograr su participación en la actividad sexual”.
Félix López (2000) resume los efectos de la vivencia abusiva a corto plazo (en los dos años siguientes a la agresión) de la siguiente manera:
Hacia el agresor y/o la familia: desconfianza, miedo, hostilidad, abandono del hogar,conducta antisocial.
Hacia sí mismo: vergüenza, culpa, estigmatización, baja autoestima.
Tono afectivo: ansiedad, angustia, depresión.
Sexualidad: exceso de curiosidad, precocidad de conductas, prostitución infantil, etc.
Otras áreas: problemas de sueño y/o alimentación; problemas escolares: desempeño bajo, falta de concentración, etc.
Aclarando que son muy variables según tipo, relación conel agresor, edad, duración, frecuencia, estrategias del agresor, reacción del ambiente, etc. y afirmando que mientras en el 70% de los casos afectan a las víctimas en forma clara, el 30% parecen integrar la experiencia sin problemas aparentes.
Mientras que a largo plazo se asocian con:
Afectivos: depresión, ideas de suicidio, ansiedad, etc.
Personalidad: baja autoestima, menor poder de control.Escolares: fracaso escolar.
Familiares: relaciones familiares conflictivas, huida de casa, desconfianza, etc.
Conducta antisocial: delincuencia, fármaco- dependencia, hostilidad, desconfianza, etc.
Sexuales: prostitución, miedo al sexo, disociación mente- cuerpo, imágenes obsesivas, patrones inadecuados de intimidad, rechazo de actividad sexual, agresividad ante demandas, disfuncionessexuales, hipersexualidad, etc.
Diana Sanz y Alejandro Molina (1999) analizan algunas consideraciones clínicas del niño “asintomático”, mencionan que muchos de los niños que no presentan síntomas son los más seriamente perturbados o dañados en la configuración de su psiquismo o de su personalidad. La ausencia de sintomatología no es más que lo que solemos llamar “niño sobre- adaptado” y esta fachadade sobre- adaptación suele esconder personalidades con “falso self”, personalidades “como si”.
Perrone y Nanini (1997), afirman que en los casos extremos de violencia (el abuso sexual es uno de ellos) se observa una relación de dominación en la que el espíritu de uno es “captado” por el otro. A esta relación psicológica en la que uno ejerce un dominio abusivo sobre el otro, la denominan“hechizo”. Esta puede crearse, dicen ellos, por efecto del terror, la amenaza, la violencia, la confusión, etc. La gran mayoría de los incestos padre/hija ocurren sin violencia “objetiva” (es decir física) y el padre no seduce a la hija sino que la confunde y le hace perder el sentido crítico, de suerte que a esta le resulta imposible cualquier rebelión. La experiencia es semejante a un embrujamiento: lo...