Religion

Carta a mi vecino:

Te mando un nuevo saludo esperando que te encuentres bien. Quería reflexionar contigo sobre aquello que parece separarnos, cuando quizá estamos más cerca el uno del otro de loque parece:

Debo aclarar antes de hablar de fe, que soy un joven de apenas 16 años de edad, y la vida no me ha dado golpes fuertes que pongan realmente a prueba mi fe. He vivido en cambio, rodeadode comodidades y caprichos complacidos, hecho que me ha convertido en ocasiones, en cristiano inconstante y poco comprometido.  Por esto que expongo, puedo comprender fácilmente el sentimiento de temorque tiene la remitente y sentimos muchos alguna vez, al querer volver ante un Dios que tal vez se enfada por nuestro desplante, por nuestra inconstancia, por nuestro poco compromiso. ¿Por tenerentonces solo 16 años, no tendré autoridad para animarla? Mi respuesta viene del corazón, que está inundado de amor de Dios; por tanto, mi respuesta no es la de un joven de 16 años, mi respuesta es la deun viejo que nos ama, y que se la sabe todas.

Es común que todos nosotros sintamos abatidos en algún momento, ósea, sin salida, sin amanecer. Hay momentos en que el camino de la vida se vuelve unlaberinto sin puertas, con pasillos largos y oscuros. Hasta el mismo Jesús antes de su muerte, debió haber sentido un gran temor por lo que se le venía encima. Las horas de oración al Padre en Getsemanídebieron haber sido angustiantes. El camino con la cruz a cuestas debió haber sido tan largo como esos pasajes oscuros de nuestras vidas y hasta más. Sentirse angustiado y apurado, es claro pues quees de nosotros, los humanos. Es aquí cuando debemos sentir la presencia amorosa de Dios. Un Dios que nunca nos deja solos. Un Dios que no nos abandona.

Aun cuando todo esté llegando a su final, ylas posibilidades de salir bien librados son escasas, Dios está acompañándonos, sufriendo como una madre a nuestro lado.
No te desanimes ante la adversidad. Confía en el Señor y no creas que se...