Religiones
a. En primer lugar, su absoluta trascendencia en relación con el hombre, su vida y su mundo. A esa trascendencia se refieren las religiones con las imágenes de la otredad: «Totalmente otro», su inaccesibilidad: «Altísimo»; la invisibilidad: «Tú eres un Dios escondido»; laradical y absoluta diferencia: «Distinto de lo conocido y de lo desconocido»; la incognoscibilidad: «Super incognoscible»; la inefabilidad: de él solo se puede decir: «No es así, no es así»; su condición de voluntad que se impone al hombre de manera incondicional; su superioridad absoluta: superior summo meo. Pero más allá de las imágenes, el sujeto religioso vive la trascendencia del misterio en elhecho de que sólo puede entrar en contacto con él trascendiéndose, yendo más allá de sí mismo y experimentando en su presencia los sentimientos de sobrecogimiento —mysterium tremendum—, de anonadamiento y de indignidad radical, que le lleva a sentirse pecador ante su santidad absoluta.
b. Junto a este primer rasgo, y como primera manifestación de la coincidentia oppositorum (Nicolás de Cusa)que es el Misterio para el hombre, el Misterio comprende también su más perfecta inmanencia en el hombre, su vida y su mundo. De este segundo rasgo ofrecen las tradiciones religiosas las más variadas imágenes y representaciones. La imagen de la cercanía: Alláh es más próximo al hombre que su propia yugular; la de la intimidad: «Interior intimo meo» (san Agustín); la del origen del que surge la vida:«Tus manos tejían mis entrañas»; incluso la de la identidad en el interior de la trascendencia: «Tú eres eso»; «el atman es el brahman»; «el centro del alma es Dios» (san Juan de la Cruz); la de su presencia constante, que envuelve la vida toda y acompaña todas sus vicisitudes. No es difícil mostrar que sólo una mirada superficial verá como contradictorios estos dos rasgos que el sujeto religiosoatribuye al Misterio. Sólo lo absolutamente trascendente puede ser inmanente de forma absoluta, o, como sugiere Nicolás de Cusa, sólo lo totalmente otro puede ser al mismo tiempo non aliud, no otro.
c. El tercer rasgo esencial del Misterio es su condición de sujeto activo, su ser en el hombre ocurre bajo la forma de la presencia, del darse a conocer y del dar de ser, atrayendo hacia sí,reclamando la respuesta, tomando la iniciativa de la relación o, como dirán después algunas religiones, revelándose al sujeto. Pascal resumió un tema presente en mil formas en distintas religiones, cuando atribuyó a Dios: «No me buscaríais si no me hubieseis encontrado». Entendido el Misterio como una categoría para la interpretación del polo objetivo de la relación religiosa, se comprende que no...
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