Relion
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Iván C Montecinos*
En El Salvador, antes de 1977, asesinar un sacerdote católico era un hecho difícil de creer que podía suceder, a lo mejor no había en ese tiempo quien se atreviera a cometer semejante acto de sacrilegio, por el temor al horrendo castigo divino de ir a parar al mismísimo infierno.
Esto a pesar de que ya se conocía depersecuciones a religiosos y en más de una ocasión el Gobierno militar había expulsado del país, a algún clérigo extranjero, por el delito de trabajar con las comunidades de bases y cristianas.
Por esta razón es que el pueblo católico se estremeció hasta la medula aquel 12 de marzo de 1977, cuando por la noche se conoció que el buen Padre Rutilio Grande había sido asesinado junto a sus acompañantes, Manuel Solórzano, 72 años, y Nelson Rutilio Lemus, de 16. Este sacrílego hecho sucedió en horas de la tarde cuando el Padre Grande se dirigía a oficiar una misa a la población de El Paisnal.
El Padre Grande fue víctima de una cruenta emboscada por hombres al servicio de los nefastos cuerpos de seguridad de aquella época, así lo delataron el calibre de las mortíferas balas que sealojaron en su cuerpo, fue asesinado por aquellos que imponían el terror con la fuerza de las armas, a pesar de que sobrevivieron unos testigos de aquel sangriento hecho, no hubo juicio y castigo para los asesinos, todo quedó como siempre en la mayor impunidad.
El cobarde asesinato del Padre Grande y sus acompañantes se da en momentos en que un gran sector de la iglesia católica se identificaba conel sufrimiento de los pobres, especialmente los campesinos que eran víctimas de una fuerte represión gubernamental por reclamar sus derechos fundamentales.
La identificación preferencial con los pobres llevó a que muchos sacerdotes nacionales y extranjeros fueran perseguidos y secuestrados como el caso del colombiano Mario Bernal Londoño, párroco de Apopa, secuestrado el 28 de enero de1977; y los clérigos Rafael Barahona y David Rodríguez, párrocos de Tecoluca y San Marcos Lempa, respectivamente, quienes también fueron privados de libertad el 19 de febrero.
El Padre Grande asumió la conducción de la iglesia de Aguilares y se dedicó a trabajar con jóvenes laicos quienes llevaban el mensaje evangélico a las comunidades de basases conformada por campesinos que estudiaban lapalabra de Dios a la luz de la realidad nacional que vivían.
El padre Grande, en sus sermones hacía fuertes críticas al sistema de explotación que mantenía la oligarquía terrateniente salvadoreña, por eso adquirió la reputación de ser un sacerdote “radical”.
En los momentos en que el sacerdote jesuita Rutilio Grande fue vilmente asesinado, el país se encontraba muy convulsionado a raíz de laselecciones presidenciales realizadas el 20 de febrero y que ganó fraudulentamente el general Humberto Romero del Partido de Conciliación Nacional (PCN) a la coalición de partidos aglutinados en la Unión Nacional Opositora (UNO), con sus candidatos el Coronel Ernesto Claramount y el Dr. Antonio Morales Erlich.
El 28 de febrero centenares de correligionarios de la UNO, acompañados por susdirigentes, se concentraron para protestar el fraude electoral del gobierno, en la céntrica plaza Libertad, donde en horas de la noche llegaron las hordas militares a disolver la concentración a fuerza de fusil G3 y de gases lacrimógenos que no respetaron, ni tan siquiera el interior de la iglesia del Rosario, donde se refugiaron centenares de manifestantes.
Como resultado de la bestial represiónmilitar murieron más de 40 personas y hubo gran cantidad de heridos y desaparecidos.
Esa misma noche, como era costumbre de los cuerpos represivos, mandaban a los bomberos a lavar la sangre de los asesinados y heridos, para dar la imagen al siguiente día de que ahí no había pasado nada.
El sacerdote jesuita Rutilio Grande fue el primero de 23 religiosos y religiosas asesinados antes y...
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