Remate final
No se puede dudar de que el testimonio más concreto —y el más perturbador— es Leonardo da Vinci, quien contempla almismo tiempo el marco estricto de la biónica y del diseño.
El ejemplo de este genio del Renacimiento puede parecer demasiado antiguo. Peto realmente es de una granactualidad, ya que Leonardo llevó la elaboración de su obra desde la fuente de inspiración —la naturaleza— hasta su realización material definitiva. Se le puede ver, sucesiva yconjuntamente, como dibujante, pintor, ingeniero, arquitecto, escultor, anatomista y naturalista en el sentido amplio. Era «diseñador», eso es, «dibujante» en el sentidoliteral de la palabra, haciendo tanto los diseños de análisis como los dibujos de síntesis de sus proyectos.
La biónica parece haber sido para Leonardo da Vinci una prácticacreativa evidente. Con ojo de técnico, analizaba, observaba y diseccionaba las estructuras naturales, hizo de ellas innumerables diseños anatómicos, y se abocó a unatransposición de principios a través de realizaciones a otra escala y en otros materiales. Sus obras atestiguan este paso natural entre comprensión y creación, entre análisis ysíntesis, entre hipótesis y experimentación.
Podemos constatar que, durante el último decenio, el trabajo del diseñador, considerablemente ampliado, se ha hecho una actividadde generalista, globalizante, pareciéndose en esto al papel que tenía el artista-técnico durante el Renacimiento.
Parece evidente que la biónica debería aportar igualmenteal diseñador actual este método de creatividad, de verificación de la validez de nuevas construcciones, una diversificación de las formas destinadas a funciones precisas.
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