Rendida Al Jeque

Rendida al jeque
Annie West Serie: Q'aroum 2

Protagonistas: Arik Kareem Ben Hassan y Rosalie Winters ¿Sucumbiría a los encantos del jeque? Rosalie Winters era todo un desafío: una mujer hermosa y distante que se negaba a participar en el juego de seducción del jeque Arik Kareem Ben Hassan y que carecía de sofisticación y malicia. Arik sabía que, si realmente quería conquistarla, tendría quetomarse las cosas con calma. Rosalie era demasiado tímida, como si le hubiese sucedido algo terrible que la hubiera cambiado para siempre. Pero él sabía que tarde o temprano conseguiría que se abriese y aceptase el amor que sólo él podía darle. ALLÍ estaba. Arik enfocó ligeramente los prismáticos para tener una visión clara. Una sonrisa se dibujó en su rostro. Se sorprendió al constatar locontrariado que se había sentido unos momentos antes pensando que no había llegado. Su aparición en la playa como una solitaria y perfecta Afrodita de ondulado pelo, se había convertido en lo único interesante en medio del tedio de cada día. Incluso a quinientos metros de distancia, la visión de los tensos músculos de la parte baja de su cuerpo, hacía que su sangre circulara más despacio debido a la sordaanticipación. Bajó los prismáticos y se pasó las manos por el rostro. ¡Demonios! ¿En qué se había convertido? Seis semanas escayolado y se había vuelto un mirón. A lo mejor debería haber aceptado alguna de la compañía femenina que se le había ofrecido

mientras estaba convaleciente, pero estaba impaciente por tener la pierna curada. No quería mujeres aduladoras cerca alimentando falsasesperanzas de felicidad doméstica o de quedarse en su casa. Había visto la mirada de Helene sólo un par de meses antes y había sabido que era el momento de terminar con su relación. Una lástima. Helene era lista e ingeniosa, además de seductora y con un apetito por el sexo que le había parecido extraño en una mujer. El tiempo que habían pasado juntos había sido estimulante, satisfactorio y divertido.Pero cuando ella había empezado a pensar en la felicidad eterna, se había terminado. Trabajaba duro y apostaba fuerte y buscaba mujeres a las que les gustaran las cosas rápidas y cortas. No quería romper corazones. No; lo que necesitaba era diversión, una aventura corta y satisfactoria que le hiciera olvidar la frustración de estar encerrado sin poderse mover. Alzó los prismáticos de nuevo y lo quevio le hizo inclinarse hacia delante y apoyar los codos en el alféizar. Su chica de oro había colocado el caballete en la playa en dirección a las rocas, pero en lugar de concentrarse en la pintura se había empezado a desabotonar la camisa. Arik sintió que el corazón le saltaba en el pecho por la expectación. ¡Sí! Sus manos recorrieron deprisa los botones y después se quitó la camisa dejando verunos hombros suaves, unos brazos y un cuerpo lleno de curvas que le hicieron desear saltar de la silla de ruedas y correr a ayudarla a acabarse de desnudar. Delgada de cintura pero de rotundos pechos: sería una delicia acariciarla, pensó mientras ella acababa de quitarse los pantalones y dejaba ver las sugerentes caderas encima de unas delgadas y bien torneadas piernas. Justo como había sospechado.-Una mujer que valía la pena. La miró acercarse hasta la orilla donde se deshacían las olas. Vio cómo se detenía cuando el agua le llegaba a los tobillos. Estaría templada y acariciaría su piel. El mar en aquella zona del Mar de Arabia siempre tenía una buena temperatura. Recorrió con la mirada la espalda, las piernas y de nuevo subió para apreciar sus pechos cuando ella se dio la vuelta. Depronto alzó la barbilla y miró fijamente en su dirección como si pudiera verlo a través de las sombras de la gran terraza. Un escalofrío le recorrió el cuerpo. ¿Lo habría visto? No, era imposible. Pero la ilusión de que sus miradas se encontraban durante unos instantes fue suficiente para sacarlo de su complaciente observación. Bajó, los prismáticos y la miró. Pero ya se había dado la vuelta y se...