Reportaje De La Consumación De La Independencia De México

El sol se coloca en su máximo esplendor mientras la muchedumbre espera ansiosa la entrada de los que la mayoría conoce como “Ejército Trigarante”. Después de minutos de desesperación, la multitudcomienza a gritar como loca por todas partes, apenas me es posible respirar. Logró distinguir hasta el final del camino empedrado (de donde también se aprecia la garita de Belén) a los más de quince milhombres que integran dicho ejército. Al principio la figura altiva y arrogante del libertador don Agustín de Iturbide (que encabeza, junto con don Vicente Guerrero, la marcha) me causa irritación,bien vestido, con la espada en su funda y la empuñadura con cubierta de oro. La silla de montar del corcel negro azabache está hecha con el mismo material sin contar finos diamantes y zafiros. DonVicente Guerrero, en cambio, viste de la manera más modesta: botas de montar con refuerzo de casquillo, calzón de paño blanco, chaleco azul rey cerrado y sombrero montado, el cuál va adornado con tresbellas plumas de color verde, blanco y rojo. Aquí termina la guerra, aquí termina la lucha… nuestra Patria ha sido liberada. La sola idea me hace sonreír y siento como si los músculos de las mejillasdescansaran, después de años de no estirarlos. El pueblo debe de recordar este día como fecha memorable, dentro de mil años, tal vez más, tal vez menos, ¡27 de Septiembre de 1821!, México queda liberadodel mandato español después de trescientos años de opresión, esclavitud y gobernación injusta. El ejército pasa frente de mí y se dirige a la Plaza Mayor. Para evitar ser “asfixiada” entre tanta gente,corro en dirección al callejón que desemboca frente al convento, y veo claro como don Iturbide le entrega a nuestro alcalde las llaves de la Nación, y, como si fueran marcas de fuego, memorizo suspalabras, las cuáles ni quitándome la vida lograré borrar:
«... Estas llaves (...) lo son de puertas que únicamente deben estar cerradas para la irreligión, la desunión y el despotismo, como abiertas...