Reportaje


Intercambio:

Rumbo al amor


Marcelo es un joven estudiante de enfermería de escasos recursos. Gracias a su excelente desempeño académico se le presenta la oportunidad de formarse en el extranjero de manera gratuita. Es ahí cuando viaja a Europa y encuentra al amor de su vida.





Marcelo González tiene 24 años y actualmente vive en la comuna de LaReina junto a su madre, Margarita Vargas y su padre, Francisco González. Aunque Marcelo aún no se gradúa de la Universidad Finis Terrae, se encuentra a pocos meses de la ceremonia. En noviembre finalmente obtendrá el título de enfermero.
Marcelo ingresó a enfermería en el año 2010. Pese a que provenía de un colegio municipal promedio, siempre se destacó por su gran rendimiento académico.“Obtener notas altas significa un gran esfuerzo”, explica Marcelo. Pasar noches en vela estudiando era habitual cada semana, sin embargo, perseveró para mantener la beca de excelencia con la que ingresó al recinto educacional.
En julio del 2012, se le notificó que había ganado una beca universitaria para irse de intercambio a España el año siguiente “Nunca creí que iba a salir del país antes de graduarme.Mi situación económica no me lo permitía. Mis viejos no tienen mucha plata y yo dependía de ellos. De verdad fue el regalo más grande que me han dado en la vida”, declara el muchacho.
Rumbo a España
Marcelo obtuvo su primer pasaporte y seis meses después emprendió el viaje a Europa, a principios del 2013 para estudiar en la universidad de Navarra, Madrid. Aunque la universidad le pagaba losestudios, él debía costear el departamento y la alimentación “Muchas veces no almorzaba para no pedirle más plata a mis viejos. Allá es todo mucho más caro, la comida, el transporte…Por suerte soy sociable y me armé rápido de amigos. Me invitaban a comer a sus casas y así sobreviví todo el semestre de intercambio”, cuenta el estudiante.
Visitó lugares como el museo Thyssen-Bornemisza, el Parque delretiro y diferentes centros comerciales de la ciudad. “En uno de mis paseos me perdí y recién al otro día llegué a mi casa. Madrid es realmente muy grande”, cuenta.
En abril y poco después de haberse instalado en España, Gabriel Manchado, uno de los nuevos amigos de Marcelo, lo invita a estudiar a su casa para el examen que tenían al día siguiente. Fue esa misma noche en la que conoció a Andrea.Una chica de mediana estatura, rubia y de tez blanca, sus ojos llamaban la atención por su color celeste muy similar al del mar.
Andrea Manchado era la hermana menor de Gabriel, tenía 20 años y había ingresado ese año a periodismo “A pesar de que estudiábamos en la misma universidad nunca la había visto. Me llamó la atención desde el día en que la conocí, pero el racismo aquí es bien fuerte porlo que tenía algo de miedo de que me rechazara. Así fue como me comencé a acercar a ella hasta que aceptó una cita conmigo”, agrega el joven.
Romance entre universitarios
Un caluroso viernes se dio la primera cita entre Marcelo y Andrea. El cine fue el principal panorama de esa tarde. Pasearon toda el día, fueron al cine para ver una película cómica y luego tomar un helado de frutas “Parecíamosniñitos de ocho años. Ni siquiera fui capaz de tomarle la mano”, dice Marcelo con las mejillas acaloradas.
Pasaron tres meses en los que ambos jóvenes salían y se veían cada día de la semana, tanto en la universidad como fuera de ella. Se las ingeniaban para pasar juntos el mayor tiempo posible, ya que sabían que Marcelo pronto debía volver a Chile.
“El tiempo se pasó muy rápido. Quería decirleque me gustaba, pero en un par de meses volvería a mi país y tal vez nunca más volveríamos a vernos. Igual quise arriesgarme y la cité un sábado a cenar a mi departamento”, dice Marcelo. Ese sábado Andrea llegó a las siete en punto. Cenaron y vieron películas en el sofá como acostumbraban a hacer. “Le dije que iba a ir al baño, pero en realidad me levanté para tomar un ramo de rosas que había...