Republica amorosa
Después de perder la elección presidencial de 2006, AMLO seradicalizó con el fin de mantener el control de su base de poder: la izquierda más recalcitrante. Su discurso se tornó estridente, polarizador, como esa izquierda esperaba. Ellos versus nosotros, ricos contrapobres, los de arriba pisoteando a los abajo, una mafia codiciosa sometiendo al pueblo bueno. Y le funcionó: AMLO se mantuvo como el líder indiscutible de la izquierda mexicana lo cual, cinco añosdespués, le aseguró ser de nuevo el candidato presidencial.
Pero ahora el reto es otro: ganar la elección de 2012. Para ello necesita moverse hacia el centro y conquistar al electorado independiente.De ahí la necesidad de un nueva estrategia y discurso político. Julio Hernández López la ha llamado como “pasteurización táctica”. Dice el columnista de La Jornada sobre el nuevo AMLO: “ha tenido abien asignarse un preocupante perfil espiritualizado que en caso de llegar al gobierno significaría la conducción de los asuntos públicos a partir no de un programa partidista o de compromisos socialesespecíficamente de izquierda política sino de una suerte de cristianismo amoroso bajo exégesis tabasqueña. No es un asunto menor, por más que los fieros defensores del Estado laico frente a amenazasprovenientes de otros partidos se conviertan en comprensivos y sonrientes solapadores del nuevo discurso político-religioso. Además, la fórmula para alcanzar la felicidad en México, ha dicho elpredicador Andrés Manuel, consiste en ser buenos. Oremos, hermanos”.
“Ser buenos”, parece ser la propuesta de AMLO rumbo a 2012. Así lo ha dicho, con todas sus letras, en un artículo que publicó el...
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