REQUIEMM

Páginas: 11 (2619 palabras) Publicado: 3 de abril de 2013
de roble pulido, negro y cuero. La mayoría de las ventanas están medio oscurecidas por cortinas elaboradas y de terciopelo. Hana empieza a llevarme a la sala, y luego lo piensa mejor. Continúa por el pasillo sin molestarse en encender la luz, volviendo sólo una vez para mirarme con una expresión que no puedo descifrar, y finalmente me lleva a través de dos puertas de vaivén y dentro de la cocina.Esta habitación, en contraste con el resto de la casa, es muy brillante. Grandes ventanales se enfrentan a lo largo de un patio trasero enorme. La madera aquí es de pino o frezno, suave y casi blanco, y los mostradores son el mármol intachable blanco. Los guardias nos siguen en la habitación. Hana se dirige a ellos. —Déjenos—, dice ella. Iluminada por la luz solar inclinada, lo que hace queparezca como si estuviera brillando levemente, una vez más se parece a un ángel. Estoy impresionado por su quietud, y por la tranquilidad de la casa, su limpieza y belleza. Y en algún sitio en su vientre, enterrado profundamente, un tumor crece, haciendo tictac hacia su explosión eventual. La guardia que conducía - el que me tenía bloqueada la cabeza antes - hace ruidos de protesta, pero Hana lo hacecallar rápidamente. —Dije que nos dejen. — Por un segundo, resurge la vieja Hana, veo el desafío en sus ojos, la inclinación imperial de la barbilla. —Y cierra las puertas detrás de ti. — Los guardias salen de mala gana. Puedo sentir el peso de sus miradas, y sé que si Hana no estuviera aquí, yo estaría muerta. Pero me niego a sentirme agradecida. No lo haré. Cuando se van, Hana me mira fijamentedurante un minuto en silencio. Su expresión no se puede leer. Por último, dice, —Estás demasiado delgada. — Casi podía reír. —Sí, bueno. Los restaurantes en Tierra Salvaje están en su mayoría cerrados. Están en su mayoría bombardeados, en realidad—. No me molesto en guardar el borde de mi voz. Ella no reacciona. Ella sólo sigue mirándome. Otro instante de silencio pasa. Luego hace un gesto hacia lamesa. —Siéntate—. —Prefiero estar de pie, gracias. — Hana frunce el ceño. —Puedes tomar esto como una orden.— Yo realmente no creo que ella vaya a llamar a los guardias de nuevo si me niego a sentarme, pero no hay razón para arriesgarme a ello. Me deslizo en una silla, mirando a ella todo el tiempo. Pero no puedo estar cómoda. Se ha pasado veinte minutos por lo menos desde que la sirena de nieblasoplaba. Eso significa que tengo menos de cuarenta minutos para salir de aquí. Tan pronto como me siento, gira alrededor de ella y desaparece en la parte trasera de la cocina, donde un hueco oscuro más allá de la nevera indica una despensa. Antes de que pueda pensar en escapar, ella reaparece, llevando una hogaza de pan envuelto en un paño de cocina. Ella está de pie en el mostrador y rebana entrozos gruesos, en manteca y los apilarla alto en un plato. Luego se traslada a la pileta y humedece el paño de cocina. Verla a su vez en el grifo, mirando el agua humeante que aparece al instante, me lleno de envidia. Ha sido siempre desde que he tenido una ducha normal, o llegado a lavarme excepto en los ríos helados. —Aquí. — Ella me pasa la toalla caliente. —Eres un desastre—. —Yo no teníatiempo para hacer mi maquillaje— le respondo con sarcasmo-. Pero tomo la toalla de todos modos, y toco con cautela mi oído. Ha dejado de sangrar, por lo menos, a pesar de que la toalla se vuelve salpicada de sangre seca. Mantengo mis ojos en ella como limpia mi cara y las manos. Me pregunto qué está pensando. Ella desliza el plato de pan delante de mí cuando yo haya terminado con la toalla, y llena unvaso con agua, junto con los cubos de hielo real, cinco de ellos haciendo sonar alegremente juntos. —Come—, dice ella. —Bebe—. —No tengo hambre—, le miento. Ella pone los ojos en blanco, y una vez más veo la vieja Hana flotar en este nuevo impostor. —No seas estúpida. Por supuesto que tienes hambre. Estás muerta de hambre. Probablemente te estés muriendo de sed, también. — — ¿Por qué estás...
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