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• Madrid, 11-M
Baltasar Garzón
CCS. España, marzo del 2004.
Durante milenios las palabras encerraban los secretos del nacimiento y dela muerte, del éxito y del fracaso, de la vida y de todas sus posibilidades. Los problemas, sin embargo, aparecen cuando comienza a cuestionarse la representación de los hechos desde el universo dellenguaje. Llegamos así a una primera e inquietante conclusión: las palabras nunca son inocentes o cristalinas, constituyen una realidad compleja. Están sumergidas en un conjunto de relaciones que sison guiadas por la mala fe o por una intención torcida desvían su sentido, alteran su contenido y pervierten su significado.
Surge así el lenguaje como arma política, que en vez de incluir, excluye; envez de aglutinar, separa; en vez de sumar, resta; en vez de agrupar, dispersa; en vez de permitir, censura, y en vez de ayudar, traiciona.
El poder de las palabras, en su lado oscuro, sedesarrolla a través de un entramado expansivo y totalitario que pretende imponer el dominio del significante sobre el significado. De esta manera, el primero, en manos de un poder interesado y corporativo,borra el sentido de lo real, deforma el orden social y político y facilita la manipulación y el engaño.
Si nos detenemos a observar esa realidad veremos con estupor de qué manera las palabraspronunciadas desde el poder, dueño del capital lingüístico y simbólico, traicionan y derriban lo que decimos y hasta lo que pensamos. El sentido de la responsabilidad y del compromiso, de la seriedad, de lafirmeza, se han perdido irremediablemente.
En este mercado lingüístico, las reglas del discurso gobiernan lo que se dice y queda sin decir e identifican a los que pueden hablar con autoridad y a losque sólo deben escuchar y callar. El discurso verbal dominante en la clase política determina lo que cuenta como verdadero y relevante, lo que se debe hablar y lo que debe ser disimulado u...
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