Reseña Imperial Landscape De Mitchell

30-01-2013

Imperial Landscape, en Landscape and Power, Ed. W.J.T. Mitchell, University of Chicago Press, 1994

Antes de limitar el estudio de la pintura de paisaje a sus cualidades estéticas, William J. Thomas Mitchell advierte que la elocuencia de estas imágenes puede articular el discurso ideológico en medio del cual fueron producidas. Por lo tanto, considerando el paisaje como un medioeficaz para decodificar los valores culturales de un contexto histórico específico, Mitchell argumenta la necesidad de dotar el estudio del paisaje de un carácter político.

Partiendo de una revisión en tono irónico de las palabras de Kenneth Clark en su introducción a Landscape into Art (1949), Mitchell da cuenta de la manera en que el idealismo y la candidez inicial que los historiadoresmantuvieron en su apreciación del paisaje, ha ido cediendo cada vez más al escepticismo. Una subversión paulatina y necesaria en el juicio del paisaje que ha permitido develar los motivos ocultos detrás de él. Por lo tanto, proponiendo como objeto de reflexión el engranaje sociocultural dentro del cual el paisaje juega un papel fundamental en la construcción de identidades sociales y nacionales, Mitchellcomplementa aquella visión “oscura” del paisaje desarrollada y promovida por historiadores de la tradición marxista como John Berger, Ann Bermingham y John Barrell.

Por su parte, Imperial Landscape propone cuestionar la identidad de quienes elaboran y conviven con las imágenes del paisaje. ¿Quiénes son el “nosotros” a quien se dirige un paisaje en particular? Si la representación de un paisajees un acto político, el estudio de estas imágenes debe ubicar ese “nosotros” en su contexto sociocultural específico, y por lo tanto, llevarnos a examinar las prácticas morales, ideológicas y políticas dentro de las cuales dichas imágenes adquieren sentido. Es decir, juzgándolas siempre a partir del contexto de su origen, porque solamente así es posible descifrar la verdad sobre su contenido.Además de reclamar las negligencias de la visión idealista del paisaje, Mitchell propone analizar la metodología misma con que la interpretación de un paisaje es construida. Para hacerlo, empieza por señalar la deficiencia en los estudios del paisaje cuando se asume que la “occidentalidad”, la modernidad y la esencia pictórica son principios fundamentales y verdaderos. Por lo tanto, poniendo enduda que la emergencia del paisaje fuera un fenómeno exclusivo de la modernidad europea, o que la apreciación de la belleza natural pueda limitarse estrictamente a representaciones pictóricas, Mitchell consigue revelar la imprecisión de dichos supuestos, a la vez que se permite aclarar el terreno para asentar una nueva teoría acerca del origen y los motivos detrás de la representación del paisaje.Tomando como punto de referencia el surgimiento de la pintura de paisaje en medio del auge imperial de China en el siglo XVII, Mitchell no solo contradice la tendencia a considerar la Europa moderna como pionera en la producción de imágenes paisajistas, sino que además descubre una relación directa entre la emergencia del paisaje pictórico y la actividad imperialista. En este punto esinteresante recordar que la pintura de paisaje china evoluciono a partir de la escritura, por lo que de alguna manera se le podría considerar más fácilmente como una extensión del discurso ideológico. No obstante, como señala Mitchell, la aparición del paisaje pictórico en medio de casi todas las sociedades imperialistas como China, Roma, Inglaterra, Holanda o Francia, ya es razón suficiente para al menosno subestimar la posibilidad de que exista un vínculo directo entre el paisaje pictórico y el imperialismo.

Mitchell advierte que el paisaje no solo es un medio que comunica valores culturales, sino que a la vez los produce y los alienta, operando como un vil instrumento ideológico. Bajo esta perspectiva, el hecho de que la colonización implique la ocupación y apropiación forzada de la tierra...