Reseña En Blanco y Negro

El último concierto del XVIII festival de piano tuvo lugar en el Centro Nacional de las Artes este domingo pasado.
El pianista, Rodolfo Ritter, hizo su entrada después de la tercera llamada ydespués de que las luces se redujeran a iluminar el piano. Y aunque el aforo del auditorio Blas Galindo no llegó a su punto máximo, Ritter logró capturar la atención de las personas enseguida.
Actoseguido, comenzó por tocar El Clave Bien Temperado con el preludio No. 1 en Do Mayor. No hace falta decir que sus manos tocaban la pieza con mucha delicadeza pero sin perder la intensidad que tenía los ojosdel público fijos en él. Al acabar cada preludio o fuga Ritter se tomaba unos segundos como si estuviera desprendiéndose la pieza anterior para así concentrarse por completo en la siguiente; algunospreludios y fugas más suaves al oído que otros.
Al terminar con el preludio No.7 en Mi bemol Mayor, continuó con Franz Liszt y su Fantasía y Fuga sobre el nombre BACH; claramente ésta pieza teníamucho más vigor que aquellas de Bach, las cuales eran más vivaces y alegres.
Después hubo un breve intermedio de diez minutos, sin embargo la gente no parecía tener ganas de salir, sino de continuarescuchando a Ritter.
El pianista continuó con la bellísima sonata No. 2 de Beethoven y su Largo appassionato, el cual fue de mis piezas favoritas. La delicadeza con la que empieza, la relajación quebrinda y la sensación de paz.
Luego tocó seis preludios de Ricardo Castro. Las piezas del mexicano fueron, a mi parecer, muy románticas e incluso algo dramáticas. La energía de sus piezas csesumaba al ambiente para conducir al gran final.
Bacarola de Chopin fue la pieza final del concierto. Era exaltación mezclada con pasión pero sin perder su elegancia. Y finalmente, después de unos minutos,terminó.
Ritter se levantó y el público le aplaudió inmediatamente y con mucho entusiasmo. Una mujer le entregó un ramo de rosas y con esto, salió del escenario. Sin embargo, después de unos...