Reseña Miguel Littin
Santiago Pacheco
En los últimos días lo habían llamado los tres Gabrieles que dirigían los equipos de filmación, inclusive Gracia, y no tenía por qué sospechar siquiera que este nuevo Gabriel era yo mismo Éramos amigos desde mucho antes de la Unidad Popular, habíamos trabajado juntos en mis primeras películas, nos habíamos encontrado en variosfestivales de cine, y nos habíamos visto por último el año anterior en México. Pero cuando me descubrí la cara no me reconoció, hasta que solté la risa, que es mi rasgo inconfundible. Esto me dio una mayor confianza en mi nueva apariencia.
Tenía un expediente limpio: es chileno, se había exiliado en Caracas por decisión propia después del golpe militar, sin que hubiera ningún cargo contra él, yhabía cumplido desde entonces numerosas misiones ilegales dentro de Chile, donde se movía con entera libertad con una cobertura in-tachable. Su popularidad entre la gente de cine, sustentada por su simpatía personal, su imaginación y su audacia, lo convertían en el socio ideal para aquella aventura. No me equivoqué. De acuerdo conmigo había entrado solo por tierra desde el Perú una semana antes,para recibir y coordinar por separado a los tres equipos, y éstos se encontraban ya trabajando. El equipo francés andaba por el norte del país, filmando desde Arica hasta Valparaíso, de acuerdo con un plan minucioso que su director y yo habíamos acordado meses antes en París. El equipo holandés hacía lo mismo en el sur. El italiano permanecería en Santiago trabajando bajo mi dirección personal,y preparado además para acudir a filmar cualquier acontecimiento imprevisto.
Franquie tenía el itinerario preciso de cada equipo, así como la lista de los hoteles donde iban apestar, de manera que podía comunicarse con ellos en cualquier momento. Esto hacía posible que yo les diera instrucciones personales por teléfono. Para mayor seguridad, Franquie sería mi con-ductor, con un automóvil alquiladoque cambiaríamos cada tres o cuatro días en distintas agencias. Durante todo el tiempo que duró la filmación nos separamos muy pocas veces, En un rincón de la plaza estaba el grupo habitual de artistas cesantes en espera de ser contratados para fiestas imprevistas: músicos conocidos, magos y payasos de niños, travestis con ropas y maquillajes extravagantes cuyo sexo real es imposible determinar. Adiferencia de la noche anterior, aquella hermosa mañana estaban apostadas en la plaza varias patrullas de carabineros, acuciosos y bien armados, de cuyos autobuses con potentes equipos de música salían canciones de moda a todo volumen. Más tarde descubrí que la escasez de fuerza pública en las calles era una pura ilusión para recién llegados. A toda hora hay patrullas de choque escondidas en lasestaciones principales del tren subterráneo, y camiones provistos de mangueras de agua a alta presión en las calles laterales, lis-tos para reprimir con una saña brutal cualquier brote de protesta de los tantos intempestivos que ocurren a diario. Pocos meses antes de mi ingreso clandestino, la dictadura lanzó contra la Vicaría un desafío sangriento que se volvió contra la propia Junta Militar y pusoen peligro su estabilidad Desde entonces, el nombre de la calle Puente, una de las cuatro que salen de la Plaza de Armas, fue borrado en la placa por manos desconocidas, y puesto en su lugar el nombre con que se le conoce ahora: calle José Manuel Parada.
El malestar de aquel drama salvaje estaba todavía en el aire la mañana en que Franquie y yo llegamos como dos transeúntes más a la Plaza deArmas. Vi que el equipo de filmación estaba en el lugar que Gracia y yo habíamos acordado la noche anterior, y que ella se percató de nuestro paso. Pero por el momento no dio ninguna orden al camarógrafo. Entonces Franquie se separó de mí, y yo asumí la dirección personal de la película con el método que había establecido de ante mano con los directores de los tres equipos. Yo caminaba por entre...
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