Reseña: “tócala: imaginarios de fútbol y territorios”
Por Rodrigo Alarcón
“Preliminar”:
Antes que nada estrictamente teórico, quisiera permitirme “pisar un campo” que no por inestable y en ocasiones autoexcluido de la gimnasia académica compromete falta de rigurosidad. Me refiero a ese terreno en que lashuellas de las composiciones y las desarticulaciones textuales, testamentarias y corporales suenan en la sordina de la memoria, en los anales de territorios olfativos, sudorosos, polvorientos, peloteros, donde las menciones refieren, al parecer, a una especie de natural felicidad.
Aunque particularmente no participo del delirio que provoca esa especie de “campeonato oficial de la felicidadpretérita”, cuya actualidad es altamente productiva, se hace manifiesto que los restos emotivos de aquellas horas de precoces sonrisas, marcadas a fuego en el poso de nuestra sensibilidad, son puestas a vibrar -antes que ninguna otra cosa- por este texto que declara su fugaz comienzo en la casualidad y la asistencia azarosa y fortuita de causas y efectos que fulminantemente se encontraron en la mismacoordenada a una misma hora, tal como el espontáneo mapa que dibujamos y retorcíamos en la larga plenitud de los primeros años. ¿No son esos, precisamente, los dispositivos de activación memoriosa de nuestra sensibilidad?: el gesto, el quiebre traposo- etílico-, la mirada cruzada, la porfiada imagen saliendo de una caja polvorienta y mágica. Accionados estos “artilugios”, el trabajo y la constanciadevienen añadidura inevitable y quizás –tras el desate- no nos queda otra cosa que hacer si no queremos arriesgar en definitiva una muerte insípida y patética.
Acaso todos no hemos vivido aquel desanimo imborrable -imborrable hasta la próxima gran victoria o hasta su olvido épico- descrito en “Domingo de Ramos”. “Si no hubiera dicho eso ella no se habría ido”, “si hubiera tirado a matar seriamoscampeones”, “no fuimos ni la sombra...”. Un partido nos revienta a emociones por que de una u otra manera contiene la épica de la vida, quizás aquí radica la imposibilidad de que la práctica social creativa que contiene el fútbol sea incluida –más allá de lo esporádico y anecdótico- en el registro teórico de lo social y lo literario, y no solo por una muletilla de la sofisticación, sino simplementeporque esta práctica involucra de manera eficaz las emociones que contiene en sí misma, siendo quizás la única que es poseedora de su propia tragedia y de su propia comedia. Referirla arriesga retórica.
Todos hemos sido equilibristas, en algún momento de nuestra precoz niñez y en muchos momentos de nuestra turbia adultez. Tambaleantes hemos hecho alguna “finta” frente a la mujer (la morena o la“rusia”) que nos quitaba el suspiro, las pastillas y hasta los helados en verano. Acaso no hacíamos equilibrio para no caer en la cuneta, en esas “pichangas” que se extendían hasta la caída diaria del sol o la extenuación de una subdesarrollada ampolleta pública. Acaso no hemos traicionado alguna vez y ese recuerdo envuelto en pesadilla nos ha perseguido hasta el espejo, como aquel “innombrable”“veneno sierra”. Todos hemos abandonado más de alguna vez a nuestro equipo y alguna vez hemos llegado hinchados de alcohol a nuestras incumbencias elementales.
En fin, este texto primero que nada es fiel al tránsito que declara, ese que se activa entre esta estación emotiva, interior, y esa otra ruta de la cual también es testigo y que no se puede decir más que en un texto inocuo, si es que se relatadesde la retórica teórica de los flujos, los espacios de la posciudad y aquellas espectaculares y eficientes descripciones Virilianas de la ciudad de hoy, esa en que en estos momentos estamos, pero que ahora mismo ya no está.
“Compacto”:
El trabajo que hoy recepcionamos con su amplio repertorio de filamentos espaciales y simbólicos, que se traslapan –como se señala hacia su final- en...
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